La llegada de
los inmigrantes islámicos a las Alpujarras coincide con una población
tardorromana dispersa y desvertebrada. Las luchas internas dentro del Estado
visigodo, que las fuentes narran casi con carácter mítico, facilitaron la
entrada de tropas y pobladores de origen árabe y norteafricano que fueron conformando
el emirato de Córdoba y que se enseñorean de la mayor parte de lo que sería el
Reino visigodo de Toledo. Cressier (Arquitectura
de Al Andalus, VV.AA, 2002) indica que Almería debió estar ocupada en 713
tras firmarse el pacto de Tudmir que se refiere tanto al área murciana como a
la alicantina y albaceteña, y cuyo núcleo más importante en la zona almeriense
sería la tardorromana Urci (Pechina), sede de un obispado. En cuanto a Dalías,
los últimos pobladores tardorromanos debieron situarse en el entorno de los
actuales núcleos de población: Celín, Aljízar, Dalías y Almohara. Aunque las
evidencias arqueológicas no son del todo evidentes, se conoce la existencia de
una villa u ocupación tardía en Almohara y restos de vajilla a torno lento en
el entorno de Aljízar que podrían indicar la ocupación de este espacio. Acién
Almansa señala que los yundíes (cuerpos de ejército islámicos) se establecerían
en los bienes indígenas. Posiblemente este sería el origen de las alquerías
altomedievales de Dalías.
Hacia el 740-743
tropas sirias, derrotadas en el Maghreb, pasan a Al Andalus, asentándose en
distintos lugares de la actual Andalucía según su procedencia. En el entorno de
Almería-Granada se ubicaría el yund de Damasco a los que se conceden 2/3 partes
de las tierras hispanovisigodas. Con la llegada de Abd al-Rahman en 756,
apoyado por los yundíes sirios, se estructura el territorio en kura, como
administración continuadora de los condados y diócesis visigodos. Estas
provincias se dividen a su vez en distritos o aqalim, con centro en un castillo
o hisn en torno a distintas alquerías o aldeas que funcionan como entidades
agrarias. En las Alpujarras se asientan los Banu Hassan en Berja, los Banu Umar
en Alcolea, los Banu Siray en la zona costera, los Banu Tarik en Bentarique o
los Banu Udra en Dalías, todos ellos aparentemente de origen yemenita.
Rodríguez López y Cara (Aproximación al
conocimiento de la historia agrícola de la Alpujarra oriental, 1989)
indican que solían elegir lugares con capacidad defensiva que dominaran el
entorno agrícola, recolonizando áreas o espacios abandonados. Al-Udri, nacido
en Dalías y cuyos ascendientes son los primeros pobladores de la Dalías
islámica, señala que estos eran de origen yemení y que hacia el 775 se
asentarían en la vega de Dalías “junto al Sibariya Diyu y al-Malar de los
cristianos”, lo que permite sospechar que los udríes se ubicaron junto a los
vici o poblados tardorromanos, si no sobre estos mismos. El mismo geógrafo
daliense detalla la intervención de dos de sus antepasados ante los conflictos
internos en el joven emirato cordobés. Los sucesos tendrían lugar en el 788,
tras la muerte de Abd al-Rahman I y las luchas entre sus hijos Sulayman,
apoyado por el partido sirio y su padre, y Hisan, del partido andalusí. Tras la
designación de Hisan I como emir se rebelan algunos grupos como los Banu Udra
en las Alpujarras, haciéndose fuertes en el castillo de Escariantes-Askarayatis
(Ugíjar), Juliana (Murtas) y en el Cerro de los Moros de Adra, y enfrentándose
a los gassanies Banu Hassan, asentados en la actual Berja en 790. Al Udri
narra la historia de los dos udríes, Zugayba y Yasin y de cómo su rebelión fue
sofocada con la ayuda de los hassanies de Berja. Cressier (2002) señala que el
emirato se basará en un malikismo uniformador, un ejército de eslavos y una
administración controlada por la aristocracia árabe. No será hasta Abd
al-Rahman II cuando el emirato se abre a la población no árabe y se establezcan
nuevas tasas a la población autóctona.
La situación es
que desde fines del siglo VIII el territorio de Dalías debió poblarse con una
serie de alquerías que prevalecen durante toda la Edad Media islámica. Administrativamente se forman los yuz´s
centralizados en torno a un castillo o hisn. Cressier (El
Castillo y la división territorial en la Alpujarra medieval: del hisn a la
taha, 1984) define a estos yuz´s como grupos de alquerías alrededor de un
hisn que ocupan una zona homogénea (por ejemplo, el entorno de las actuales
Dalías o Berja) con una vocación pastoril. En Dalías, se irían formando siete
aldeas o alquerías (Celín, Aljízar, Ambroz, Almacete, Almohara, Odba y
Almargen) que deben ser las responsables de la construcción del castillo o hisn
de Aljízar. El castillo sería la entidad de integración de estas poblaciones
tanto en su factor defensivo como político conformando la Dilaya islámica como
un conjunto de alquerías que posiblemente tendrían un linaje común (Cara
Barrionuevo menciona que las alquerías de Celín, Ambros y Odba podrían hacer
alusión a 3 udríes: Salim, Amrus y Qutba o Utba). Estas poblaciones se
construyen con un urbanismo de tipo radial de forma que al centro se acceda por
una sola vía y que las traseras de las casas sirvan como muralla ocasional.
Esta vocación defensiva del urbanismo de las alquerías alpujarreñas se
incrementa por su situación en altura y por las relaciones familiares que
podrían existir entre los miembros de una misma alquería. Este tipo de
urbanismo se observa aún hoy en el cerrillo de Celín o en Benejí (Berja). El
impulso constructivo de estos hisn vendría justificado por las luchas con otros
señores musulmanes o cristianos o por los piratas turcos o incluso vikingos. Otros
núcleos poblados cercanos, como la actual Berja, presentan un modelo similar
con alquerías como Benejí, Alcaudique, Capileira, Julbina o Pago que se irán
concentrando en torno a un centro defensivo. En el caso de los actuales
municipios costeros de El Ejido y Adra, la situación es bien diferente. La
Abdera romana desplaza la ocupación del territorio a la Alquería, a unos 4,2
kms al interior y a orillas del río Adra. En El Ejido-Murgis el territorio se
desocupa en su totalidad, creándose un amplio espacio adehesado al sur de la
vega de Dalías. Tan solo conocemos como aldea pesquera en el territorio del
Campo de Dalías la Ribera de la Algaida, al sudeste, reocupada en el siglo IX y
mencionada por Al Idrisi como al-Bayyanis y por Al Udri como al-Binyans. La
ocupación de los espacios interiores en detrimento de la costa bien se pudiera
justificar por la inestabilidad que ofrecía la presencia de piratas o posibles
saqueadores, como es el caso de los vikingos, que saquean la Sevilla emiral en
844.
En relación al
castillo o hisn de Dilaya, pudo tener un origen entre los siglos IX y
X. Acién Almansa indica que durante la Alta Edad Media almeriense existirían
dos tipos de fortificaciones: los ma´a qil o husun refugios (como sería el caso
del hisn de Dilaya) vinculado a la población indígena independiente y los
ummahat al-husun, dominados por herederos de la aristocracia visigoda. En
cualquiera de los dos casos, y si seguimos la opinión de Acién, ambas
edificaciones castrales se identificarían con la población tardorromana. Como
hemos señalado, la Dilaya o Dalías islámica estuvo ocupada por udríes que
convivieron probablemente con tardorromanos. Independientemente del origen y de
la filiación étnica de los pobladores y constructores de las alquerías y del
hisn de Dilaya-Dalías, los husun son una creación de la época, plenamente
altomedievales. Su razón de ser solo se justifica con una población que se basa
en un régimen clientelar y clánico, en el que las relaciones solidarias entre
las distintas alquerías ayudan a la supervivencia del conjunto. En tanto el
Estado cordobés se va imponiendo el hisn y los yuz´s comienzan a depender de él
y las relaciones clientelares y feudales se vincularán a la misma Córdoba. Cressier
(Agua, fortificaciones y poblamiento: el
aporte de la arqueología a los estudios del sureste peninsular, Cressier, 1991)
indica que estos husun se interpretan como la expresión de las necesidades
defensivas de los yuz´s locales, con un carácter funcional, más allá de
significar sucesivas líneas fronterizas o una red de control militar. La
mayoría se colocan sobre plataformas rocosas y se construyen de forma muy
simple, con muros de tabiya y mampostería que se adosan a un baluarte. Por lo
general, no estarían habitados por ninguna guarnición, siendo solamente
ocupados en casos de extrema necesidad o conflictos bélicos. En varios casos,
controlan los puntos de captación de agua y suelen contar con un aljibe. En el
caso del hisn de Dalías, se reúnen estas características.
El siglo IX, aún en el período emiral, alberga una gran fitna o división interna dentro del emirato de Al-Andalus. Liderados por Umar Ibn Hafsun y apoyados por mozárabes y muladíes se adueñan de gran parte de las zonas montañosas de Málaga, Granada o Cádiz, colocando su capital o centro de operaciones en Bobastro. Cara Barrionuevo, en su estudio tipológico y cronológico sobre los castillos de Almería, indica que el gobernador de Granada (Kora a la que pertenecía Dilaya), Sawwar, fortificaría sitios como respuesta a esta rebelión, como Vélez Rubio, Tíjola, Fiñana, Velefique o Villavieja de Berja. Insiste Cara en que los lugareños se refugian en lugares amurallados pactando con el clan omeya. En este contexto de fitna, Cressier señala que las fortificaciones más complejas arquitectónicamente pudieran ser los ummahat al-husun donde residirían señores hispanogodos o árabes. Estas edificaciones castrales, que podrían ser la evolución de algunos husun se podrían identificar con los focos de resistencia al Estado Omeya. Sea como fuere, no existen datos seguros que nos permitan sospechar del apoyo de los dalienses a la fitna. Tapia (Historia de la Baja Alpujarra, 1965) asegura que la rebelión de Ibn Hafsun contó con apoyo alpujarreño. Junto al hisn de Dilaya, podemos mencionar otros que parecen datar de esta primera fase altomedieval del emirato cordobés: Guadix, Escariantes, Líjar, Marchena, Tíjola, Velefique, Vélez Blanco, Vélez Rubio, Juliana, Paterna, Pechina… El caso es que la influencia de Umar Ibn Hafsun se extiende por Andalucía oriental. Cressier (2002) indica que los focos cercanos a Almería tardaron en caer, como es el caso de Juviles y otras fortalezas desde el 913 al 923. En el primer cuarto del siglo X suceden varios hechos de importancia que permiten identificar la Alpujarra con el Estado cordobés. Por un lado, se da por finalizada la fitna, con la toma de Bobastro y la derrota definitiva de los mozárabes y muladíes en el 928. Por otra parte, el núcleo cuasi-independiente de Pechina-Urci, germen de la actual Almería, que se encontraba al margen de cualquier iniciativa oficial restablece en el 912 su obediencia a la autoridad omeya, despoblándose a favor de su puerto (Almería), donde se instalará la futura flota califal y con ella un gobernador militar.
Con la
implantación del califato en 929 se acrecienta la presencia estatal en los
territorios alpujarrenses que son controlados más intensamente por la
administración central cordobesa. Cara (1998) señala que esta relación con el
estado cordobés se observa en la existencia de cerámica verde y manganeso en
los distintos yacimientos. Abd al-Rahman III coloca al futuro califa Al-Hakan
II al frente de Ilbira y Bayyana en el 942. Este mismo califa nombró
gobernadores de los distritos de Berja, Dalías, Juviles y sus alfoces,
mencionándose una recepción real en 974 a la que acude el gobernador de Dalías.
Aunque no se puede asegurar, suponemos que sería el mismo hisn el que
funcionaría como sede del poder de los yuz´s de Dilaya, además de continuar su
uso como hisn-refugio. Cressier (2002) mantiene que durante el califato se
generaliza un modo de colonización del espacio rural, asociado a las alquerías
y al hisn. Con el califato la estructura administrativa se mantiene básicamente
en las Alpujarras. Cressier (1984) señala que la Kora de Ilbira, que comprendía
en buena parte las actuales provincias de Granada y Almería, se dividía en ayza
(plural de yuz´s) y aqalim (plural de iqlim). Señala que la Alpujarra seguía
diviéndose en ayza, como en el período emiral, con una vocación pastoril frente
a las zonas agrícolas que se vinculan a los aqalim. Las divisiones
administrativas de la Alpujarra serían para Cressier las siguientes: Orgiva,
Bargis, Juviles, Ferreira, Poqueira, Cástaras, Bérchules, Juliana, Golco,
Escariantes, Félix, Qurtus, Berja, Dalías, Andarax, Canjáyar, Wadi Bani Umayya
y Marchena. En líneas generales, el sistema no cambia en toda la Edad Media
islámica. Se establecen las comunidades castrales cuya unidad administrativa es
el yuz´s y el iqlim, con el hisn como cabecera de distrito a la que se asocia
una red de alquerías, en ocasiones fortificadas. En este momento podrían ser
levantadas algunas de las fortalezas alpujarreñas. Aunque el hisn de Aljízar
podría haber sido construido durante el período emiral, quizás durante la fitna
de mediados del siglo IX, otras edificaciones castrales cercanas pudieran tener
un origen califal: Castillo de Mecina-Alfahar, Gádor, Purchena, Tabernas e
incluso la torre y albácar del Cerroncillo, cuyos escasos restos se emplazan a
la entrada de la vega de Dalías. Cara indica que las fortalezas califales mantienen
una política constructiva común con un papel principal de defensa de la costa.
Este último hecho parece estar relacionado con la fundación de Almería que se
convirtió en una ciudad militarizada con la flota militar en el último tercio
del siglo X. Almería se convertiría en una medina comercial y militar orientada
a su razón de ser: el mar.
En el caso de
los yuz´s de Dilaya, no existen datos alusivos a las alquerías ni si las
mencionadas supra estaban habitadas ya en época califal. Rodríguez López y Cara
(1989) señalan que el espacio irrigado que aún se observa en la vega de Dalías
se conforma desde mediados del X, con una nueva gestión del espacio al
aterrazarse y abancalarse el monte. Otro factor fundamental que podría tener su
origen durante el tránsito entre la Alta y Plena Edad Media, podría ser la irrigación
de los campos dalienses. Junto a los bancales se construirían acequias que
tomaban el agua del Nacimiento de Celín. Las alquerías se distribuyen en torno
a estas conducciones, de lo que parece deducirse un planeamiento previo:
alquerías + abancalamiento + acequias. El agua de Dalías cuenta con el
Nacimiento, usado desde época romana. No obstante, y a pesar del alto volumen
de agua que se puede obtener, el agua es un recurso muy crítico en el sudeste
peninsular debido al carácter torrencial del espacio que tratamos. Este hecho hace necesario un máximo
aprovechamiento de las corrientes, de ahí que el paisaje se articule en gran
parte por estos parcelarios y redes de irrigación. Por ejemplo, ya en época
moderna, las calles del agua formaron calles en Dalías, como la Acequia del
Pueblo.
Con el colapso
del califato tras los cambios surgidos con Almanzor, a partir de 1009, se van
formando distintos reino en Al Andalus que vendrían a coincidir con las
distintas kura, independientes al principio y gobernadas por árabes,
norteafricanos o eslavos eunucos procedentes de la corte califal. Poco a poco,
las pequeñas taifas fueron anexionadas a las mayores formándose grandes
unidades territoriales entre los que destacaban el reino abbadí de Sevilla o el
zirí de Granadina. En el caso de Almería, eslavos de la guardia califal se
adueñan del territorio hasta 1038 con Jayrán como primer rey, antiguo
gobernador de la zona nombrado por al-Mansur, y sucedido por Zuhayr. La taifa
almeriense, cuya capital se había desplazado definitivamente hasta la zona
portuaria de Bayyana-Pechina-Urci, conocerá su momento de mayor apogeo al
desarrollarse el comercio, la arquitectura, la hidráulica, la agricultura o la
artesanía y convirtiéndose en uno de los puertos principales del occidente
Mediterráneo. Una de las principales medidas adoptadas por estos reyes taifas
fue fortificar los reinos. En el caso que nos ocupa, Jayrán, que reina hasta el
1028, edifica buena parte del actual alcázar. La fortificación del territorio
se debería a los litigios con las taifas vecinas (Jayrán ocupa Tudmir, por
ejemplo) o como señala Cara (1998) a la presencia de aventureros feudales tipo
Cid. Según Cara estos castillos y los ya existentes formarían parte de un
modelo genérico de castro simple que controla unidades administrativas o
territorios elementales (lo que llevaban haciendo hasta ahora, básicamente).
Aunque existe el acuerdo de fechar el hisn de Dilaya en fecha pretaifa (siglos
VIII al X), hay que reconocer que su estilo arquitectónico se ajusta más o
menos al modelo de castillo que Cara describe para el período de las primeras
taifas: planta rectangular o regular, simétrica, con torres huecas a mitad de
lienzos con poco saliente, torres cuadradas a los ángulos, equidistantes y de
tapial. Entre los ejemplos principales de obras del reino figuran, aparte de
las murallas de Jayrán en la capital, Mondújar, Canjáyar, el Castellón de
Gérgal, Abrucena, Huebro o Níjar. La taifa almeriense declinará en torno a
1091, tras un período dominado por los eslavos, amiríes y, finalmente,
tuchibíes (Abu l-Ahwas, al-Mu´tasim). En relación a los yuz´s de Dilaya, se
puede pensar que, como el resto, mantendrían su división administrativa y
organizativa, centralizando esto en el hisn, que dependería ahora de su nueva
capital. No será hasta la llegada de los imperios norteafricanos cuando el
sistema administrativo de los antiguos yuz´s se vuelve algo más complejo.
Cressier (1984) señala que Ibn al-Jatib observaba la división durante el siglo
XIV en aqalim de Granada. En tanto se conoce que durante este mismo siglo, las
Alpujarras se dividen en una organización administrativa – la taha – podemos
pensar que los aqalim que menciona Jatib podrían tener un origen anterior,
quizás de época almorávide-almohade. En el caso que nos ocupa, tendríamos el
iqlim de Busarra, dominados por los Banu Hassan, que comprendían los yuz´s de
Berja, Adra, Alcolea, Juviles o Dalías. Durante el período almorávid, Cara
(1998) indica que no se conocen sistemas defensivos, pudiendo estar
enmascarados en las obras posteriores almohades. El caso es que el tránsito de
este primer imperio norteafricano por Almería abarca apenas medio siglo
destacando la presencia de la flota almorávid en el puerto almeriense, hecho
este que permitió mantener la preeminencia de las taifas y su comercio, a pesar
de incursiones saqueadoras como la protagonizada por Alfonso I El Batallador en
1125 por gran parte de la actual Andalucía y en particular Almería. De singular
importancia sería el año 1123 en Dilaya por algún hecho o coyuntura
desconocido. Comentamos esto por la existencia de tres epígrafes funerarios que
datan de la misma fecha:
- Tapia Garrido
(Historia de la Baja Alpujarra, 1964)
señala la presencia de una inscripción funeraria en el cementerio de Dalías que
alude a la muerte en 1123 del mustí Ibn al-Hagg, el hijo del Marino.
- Cara
Barrionuevo (La Alpujarra de los Banu
Hassan, 2008) menciona la inscripción en mármol del epitafio del faquí Ibn
al Bayyani (el de Pechina), muerto en la misma fecha. Esta inscripción, indica
Cara, sería encontrada en Dalías en el siglo XIX.
- Revilla
Vielva, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (1924), señala la
existencia en los fondos del Museo Arqueológico Nacional de un epitafio vaciado
en yeso con 15 líneas de caracteres cúficos en relieve, cuyo original fue
enajenado al extranjero. Pertenecía al faquí Abuquequer Mohamed ben Adalá ben
Yahya, domiciliado en Fez y conocido como el Bojarí, correspondiente al 517 de
la Héjira (1123). Este epígrafe, sería encontrado en Dalías.
El declive del
imperio almorávide coincide con la eclosión de los almohades en el Norte de
África y con la conquista de la capital almeriense por los ejércitos de Alfonso
VII de Castilla, Balaguer IV de Barcelona, genóveses, pisanos e incluso el papa
Eugenio III y cuyo resultado fue el deterioro paulatino de toda la organización
anterior. No será hasta 1157 cuando los almohades toman Almería y las
Alpujarras, ejerciendo un control de todo el territorio almeriense. En la obra
del geógrafo y miembro de la administración almohade Ibn Sa´id se recogen los
distintos reinos-mamlakat en los que se dividió Al Andalus: Malakat de Qurtuba,
Ixbilia, Malaga, Yayyan, Garnata y Almariyya. En el caso de las sierras
almerienses, Cara (1998) mantiene que se produjo una reactivación de las
fortalezas. Así, se
conoce de la presencia de almohades en Berja, interveniendo en la fortificación
de Villavieja, en el Castellón de Gérgal, el castillo de Olías en Oria,
posiblemente Zújar, Benzalema, Santa Fe de Mondújar o en la sierra de los
Filabres. Estas últimas enlazan con lo que podría considerarse el comienzo y
erección de capillas, eremitorios o rábitas, en tanto fueron levantadas por iniciativa
piadosa. Este fenómeno, que podríamos relacionar con la reforma religiosa
planteada por los almohades en la que –refiere Cressier (2002) – “su propia
concepción del Islam ha creado un precedente para que las opciones
verdaderamente políticas puedan expresarse a través de corrientes heterodoxas,
sufíes principalmente”. En este período almohade, como señala Cara (1998) se
potencian las guarniciones con voluntarios muyahidines de la guerra santa, en
lo que será un fenómeno muy repetido en toda la Alpujarra desde este momento y
durante el reino nazarita.
Durante el
período almohade, culmen de la Plena Edad Media andaluza, ya debió estar
conformado un paisaje poblacional completo en el entorno de Dalías. Las
alquerías se dispondrían en torno a la vega y junto a ella podrían disponerse
las distintas acequias que eran aprovechadas tanto para la irrigación de los
campos como para los distintos molinos que seguramente jalonaban ya las
ramblas. Se conoce de la existencia de dos mezquitas mayores en la misma Celín
y en Ambroz, localizada la primera bajo la misma iglesia parroquial de Celín y
la segunda en la plaza que se abre junto a la iglesia del Cristo de la Luz de
Dalías. Ya debieron estar en uso durante el período almohade, como la
protorrábita de Dalías conocida como la Garita. Aunque durante el reinado
nazarita se construiría la que actualmente puede verse, ésta se construye sobre
los restos de una edificación prenazarita. Prueba de ello son restos murarios
bajo la actual que guardan una orientación distinta. Otra evidencia se extrae
de la obra de Ibn al-Abbas, del siglo XII, en la que manifiesta que el que
fuera qadí de Sevilla y Granada Abd al-Mumin, sería enterrado ahí durante la
segunda mitad del siglo XII, en pleno período almohade. Otra edificación que
podría delatar el pasado almohade de los yuz´s de Dilaya serían los baños de la
Reina de Celín que, aunque fechados en el siglo XIII, se construyen sobre otro
edificio anterior, según se desprende de la excavación realizada por por García López
en 1987.
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