jueves, 1 de mayo de 2014

Edad Media Nazarita y repoblación del territorio en Dalías (Almería)

Tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, se abre la conquista cristiana del valle del Guadalquivir, lo que acelerará el fin del período almohade en Al Andalus. En Almería, se forman las III taifas tras la toma del territorio de Ibn Hud desde Murcia, que domina el territorio hasta 1238. Poco antes, se va gestando el germen de lo que será el reino de Granada nazarita tras proclamarse sultán en Arjona un miembro de los Banu Nasr, Muhammad. Tras extender sus dominios hacia Guadix, Baza o Granada, donde colocará su capital, toma Almería entre 1238 y 1246. El nuevo reino en el que se integraría Almería y sus Alpujarras se convierte en un reino vasallo del castellano obligado a pagar parias, hecho que, sin duda, facilitaría su permanencia. Santiago Simón (Arquitectura de Al Andalus, VV.AA, 2002) indica que junto a este factor hubo otras razones que explican la supervivencia del emirato, tales como el apoyo de Muhammad I al rey castellano durante la conquista del valle del Guadalquivir y la especial orografía abrupta que separaba las campiñas sevillanas o cordobesas del reino nazarita.
La división administrativa durante el siglo XIII heredaba la conformación territorial plenomedieval, en la que el iqlim o distrito se mantenía como circunscripción. En el caso de Dilaya-Dalías, podría haberse mantenido dentro del iqlim centralizado en Berja hasta la reforma administrativa del siglo XIV. Entre los pobladores del nuevo reino se integrarían numerosos refugiados procedentes de las antigua kura de Sevilla o Córdoba que fueron compelidos a abandonar las campiñas sobre todo tras la revuelta mudéjar de 1264. Con esta situación un nuevo frente se abrió en la zona del estrecho que repercute directamente en la estrategia política del reino de Granada. La llamada Guerra del Estrecho, en la que los benimerines intervienen ocupando parte del campo de Gibraltar y hostigando los campos jerezanos y sevillanos, obliga a fortalecer tanto la frontera con Castilla como las costas nazaritas. En 1309, justo cuando Jaime II asedia Almería, se produce la alianza con los benimerines. En este contexto, al que hay que añadir los continuos asedios de piratas turcos a las costas almerienses, debieron construirse la mayor parte de torres costeras que jalonan la costa de Almería así como la reconstrucción de algunos de los castillos o fortalezas del interior. En el entorno de nuestra área de estudio la fortaleza de Berja-Villavieja se reforma, como ejemplo más cercano.  Cara (1998) indica que se construyen y reforman grandes castillos en la frontera occidental y norte del reino, justamente la más sometida a los conflictos con la banda morisca. Estas nuevas fortalezas estarían vinculadas a torres vigías cilíndricas o troncocónicas. Al interior se optaría por la construcción de torres de alquería como último reducto defensivo de la población (arquerías fortificadas o burg, como la torre fortificada de la Alquería, en Adra), calahorras o rábitas (Cerro Aljandar o la Garita en Dalías, Rambla de las Cruces en Adra). En relación a las zonas costeras, en el área del campo de Dalías, entre Adra y Aguadulce se observan varias torres cuyo modo constructivo delata su contemporaneidad. Se trata de torres troncocónicas con un primer cuerpo generalmente macizo y una cámara abovedada en el cuerpo principal sobre el que se ubicaría una plataforma de señales. Estas torres vigías mantenían contacto visual entre ellas y tenían como función principal la de alertar de la presencia de embarcaciones enemigas o sospechosas a las poblaciones del interior. Desde Guainos a Aguadulce tendríamos las siguientes torres costeras cuya cronología debe oscilar entre los siglos XIII-XIV y cuya distancia lineal oscila entre los 10-15 kms: Guainos, Torre Alhamilla, Punta Entinas y Torre Cerrillos. En síntesis, todas estas fortificaciones se ajustan a las nuevas condiciones que la poliorcética militar impone durante la Baja Edad Media. Así, la aparición de la artillería provoca que las antiguas cercas de tapial sean cubiertas con mampostería con las esquinas de cantería. Malpica Cuello (Los castillos en época nazarí, una primera aproximación, 1998), comenta que continúan usándose elementos de tradición almohade como serían las puertas en recodos, torres albarranas, torres puertas y barbacanas. 


Cressier (2002) indica que tras la finalización de la guerra del Estrecho con la derrota de los benimerines, el reino de Granada se aisla y se produce una marroquización del Estado. Igualmente aumenta la densidad de la población con la llegada de inmigrantes procedentes de los reinos de Sevilla o Murcia, fundamentalmente. Según el historiador musulmán del siglo XIV Al Umari, Almería era un refugio de piratas dedicados a la venta y captura de esclavos que a su vez mantenía relaciones comerciales con el Reino de Aragón. A mediados del siglo XIV Yusuf I y Muhammad V logran pacificar el reino pactando con los castellanos. No obstante, este último rey apoyaría a Pedro I en las luchas dinásticas que protagoniza con su hermano. En este período se produce, señala De Santiago Simón (2002), un auge económico y cultural que permite reestructurar y fortalecer la administración nazarí, así como un nuevo impulso constructivo en las fortalezas. Posiblemente fuera en este contexto, a mediados del siglo XIV, cuando se adopta la división de la Alpujarra en tahas, que en muchos casos supuso la integración de los distritos menores en uno solo o taha. Cressier, en varios de sus artículos, insiste en que uno de los rasgos definidores sería la pérdida de importancia del castillo como entidad político-militar. El mismo Cressier (1984) señala que la conquista cristiana no destruye este sistema y que en muchos de los casos las antiguas tahas se convierten en señoríos. La mayoría de estas tahas continuarán la plenomedieval división en yuz´s, conociéndose en la zona alpujarreña los siguientes: Orgiva, Poqueira, Ferreira, Juviles, Ugíjar, Chel, Suhayl, Berja, Dalías, Andarax, Lúchar, Marchena y Alboloduy.



Por tanto, y si seguimos el plano de Cressier, la taha de Dalías, germen del término municipal hasta la reciente segregación de El Ejido, sería un territorio con un amplio balcón costero que lindaría al oeste con Berja, al este con Almexixar (que contendría a las actuales Roquetas o Vïcar), al noroeste con Andaras y al norte con al-Yuyar. Indica el mismo autor que Ibn al-Jatib describe en el siglo XIV a una serie de risueñas aglomeraciones en Dilaya-Dalías que producen una seda de gran calidad y que se dedicarían en gran parte a la ganadería ovina y caprina (hecho este último que se mantiene en algunos ganaderos-pastores). Continúa Ibn al-Jatib diciendo que Dalías formaría parte del décimo séptimo clima del reino de Granada, justo el que forma parte de la al-Busarra (Alpujarra) que sufrirían las incursiones piráticas en la costa y en el camino de acceso a los pueblos. En este momento central de la Baja Edad Media nazarita debieron coincidir las siete alquerías nombradas supra: Aljízar, en el cerro donde se situaría el castillo o hisn, Celín, a la orilla derecha de la rambla del Almacete y a tiro de ballesta de Aljízar (a unos 300 m al oeste), Ambroz o Amrus, a unos 1400 m al sur de Aljízar y en la orilla derecha del rambla, Almacete, a unos 1200 m al sur de Aljízar y en la orilla izquierda de la rambla, Obda a unos 2000 m al sur de Aljízar y en la misma orilla de la rambla, el Marge, en la rambla sur del cerro de Aljandar y Almohara, en la vega del mismo nombre y a unos 500 m al oeste de Ambroz. En la actualidad, como veremos después, la mayoría de estas alquerías están integradas en la misma Dalías como barrio o como anejo pudiéndose intuir su primitivo urbanismo tanto con la fotografía aérea como con la prospección de sus calles.

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En esta situación, de cambio administrativo nazarita y con el peligro insistente que supone la inminente presencia de la costa y las actividades piráticas norteafricanas, aragonesas y, sobre todo, turcas se desarrolla un movimiento que tiene su origen en los fundamentalismos que introducen los almohades: el ribat. De Epalza (La espiritualidad militarista del Islam medieval, 1993) indica que este concepto se da en un marco geográfico de frontera, como sustituto del Chihad, siendo realizado por grupos religiosos en zonas estratégicas, como podría ser la entrada a las aldeas de Dilaya. Estos grupos serían gente piadosa que no dudarían en morir para obtener el paraíso que, sintetizando, pregonarían un movimiento de espiritualidad islámica, espiritualidad de plegaria y de generosidad económica. En el caso de de Dalías estos religiosos serían zegríes. Quien practica el ribat sería el murabit o morabito y el lugar donde se practicaba era al al-munastir, dividido en células denominadas rábitas. Cara (La Alpujarra de los Banu Hassan, 2008) las data entre los siglos XII y XIII e indica que en ellas vivieron santones dedicados a la meditación y a la defensa de la fe, donde peregrinaban los fieles buscando consejo y bendición y que servían, a su vez, como atalayas. En Dalías contamos al menos con dos monumentos que la historiografía ha definido claramente como rábitas: la Garita y el cerro Aljandar.  No obstante, no se debiera descartar la presencia de otras como bien pudieran ser la torre y albácar del Cerroncillo, la torre del Cerro Moriscas o la misma torre de Aljízar. Los Libros de Habices, que hacen referencia a los bienes pertenecientes a las instituciones religiosas musulmanas, señalan 31 rábitas en los aledaños de las alquerías de el-Hizan y de el-Aujar. Asimismo, Ibn al-Jatib, afirmaba en el siglo XIV que “el camino de Dalías era una senda de cuidados y martirios y sólo la frecuentaban varones de gran abnegación y desprecio del mundo”, lo que nos indicaría que el número de rábitas sería bastante importante en el entorno de Dalías. El mismo autor señala que los “inconvenientes de este pueblo consisten en los muchos daños que le ocasionan con sus frecuentes desembarcos las naves enemigas, siendo por ello un lugar de lanzadas y ataques imprevistos”. En relación a los dos edificios de los que no parece haber dudas sobre su categoría de rábitas podemos decir lo siguiente:

- Rábita del Cerro de Aljanda o Jondaq. Se ubica al noroeste de Dalías-Ambroz, a unos 1200 m lineales y a unos 600 m al oeste de Celín, sobre una loma de unos 560 m snm. Sobre la misma y rodeada por varias eras se ubica un edificio de planta rectangular (6,70x3,35 m) que conserva parte de los alzados, construidos con tapial de un grosor de 54 cms y tongadas de 81-85 cms de altura. El costado sudeste presenta un hueco en la parte central que se podría interpretar como entrada y restos de dos arranques que podrían corresponder a un nicho. Sánchez Medano (Arquitectura musulmana en la provincia de Almería, 1998) indica que esta construcción podría ser un almacén de grano vinculado a las eras aledañas y que la abertura mencionada se trataría de una puerta adintelada por donde entraría el grano. Cara (2008) indica que esta abertura, al este, marca el lugar del mihrab.



- Rábita de Dalías o la Garita. Emplazada sobre una loma inmediatamente aneja al Ambroz medieval, a una distancia lineal de unos 300 m al nordeste y a unos 514 m snm, controlando la orilla derecha de la rambla, junto al cerro Moriscas, que controla la orilla izquierda. El edificio es de planta trapezoidal de dimensiones 3,90x7,15-6,45 m y se construye con tapial de 56 cms de grosor y tongadas de 81-84 cms de altura. Cressier (1984) sugiere que la cubierta podría haber tenido una bóveda (a modo de qubba). Igualmente presenta dos aberturas en sus costados norte y sur, que pudieron servir tanto como entrada como mihrab. La rábita de Dalías aparece mencionada por la historiografía de Edad medieval y moderna. Por ejemplo, Ibn al-Abbar, en el siglo XII menciona que el que fuera qadí de Sevilla y Granada, Abd al-Mumin, sería enterrado en este sitio. Esta idea potencia la idea de que la rábita se construye sobre una edificación previa, almohade, de la que aún se observa la base de dos muros alineados de modo distinto a la que se observa hoy.  La rábita de Dalías, en la Edad Media también aparece mencionada como Hizalquedim o del Castillo Viejo, dato este que pudiera ser erróneo en tanto el castillo viejo hará mención probablemente al hisn que se encontraba en Aljízar. También aparece mencionada en la historiografía moderna como rábita o torre del Garabito, nombre que nos inclinamos a atribuir más correctamente a la torre de Aljízar, como veremos más tarde.



- En relación a otros posibles monumentos que pudieron funcionar como rábita, la posible rábita de Aljízar pudiera tratarse del edificio objeto de esta intervención (y que se analizará en el apartado correspondiente). Los otros dos monumentos serían la torre del Cerroncillo, situado sobre un cerro de 408 m snm a la entrada de la vega de Dalías, del que se conservan muy pocos testimonios visibles y que podría tener un origen alto o plenomedieval. En el caso del Cerro Moriscas, a la orilla izquierda de la rambla del Almacete y a unos 1500 m al este de Ambroz, su construcción de tapial presenta un zócalo de mampostería. Este factor, tipológicamente podría indicar su naturaleza nazarita. Estas dos últimas entidades serían dos ejemplos de posibles ribats apartados de la población.

En otro orden de cosas, aunque también vinculado a la religiosidad islámica, como los ribats, podemos hacer referencia a otros edificios que funcionan o se levantan durante el dominio nazarita. Uno de los ejemplos son los conocidos como Baños de la Reina, ubicados en la ladera oeste del cerro de Aljízar  y junto a la orilla izquierda de la rambla del Almacete. Estos Baños, que debieron estar vinculados, al menos, con la alquería de Celín y el Hizan, se separa del Cerrillo de Celín unos 150 m, de la parroquia de Celín (que probablemente sería el solar de una mezquita) unos 300 m y de la torre y posible mezquita de Aljízar tan solo unos 130 m. El monumento, datado durante las excavaciones realizadas en 1987 por García López en el siglo XIII se monta sobre estructuras anteriores y no aparece mencionado durante el apeo realizado en el siglo XVI con motivo del repartimiento de la zona. Consiste en un edificio rectangular con tres salas orientadas de norte a sur cubiertas por bóveda de cañón, donde se disponen tragaluces. Construido con un zócalo de mampostería sobre el que se levantan muros de tapial los baños contienen las distintas salas que definen a este tipo de instalaciones: vestíbulo, sala fría, templada y caliente. La alimentación de los mismos parece claro que vendría de la misma acequia procedente de las Fuentes de Celín que seguiría siendo usado durante la Edad Moderna y la actualidad. Similares construcciones las encontramos en Benejí (Berja) o Alhama. En cuanto a su uso, existe numerosa bibliografía que insiste en que las cuestiones higiénicas no serían las únicas. Como los molinos de Edad Moderna, estos baños eran sedes de las relaciones sociales, de reuniones y de intercambios. No obstante, el hecho de que el musulmán acuda a la oración para purificar el alma tras haber pasado por la purificación o limpieza del cuerpo en este tipo de baños debe ser el principal factor que da sentido a su construcción. En síntesis, podemos pensar que durante la Baja Edad Media nazarita, los habitantes de las alquerías de Celín y Aljízar pasarían por estos baños los viernes antes de acudir a la mezquita de Celín, que en grado hipotético se ha localizado en la actual parroquia de San Miguel o a la probable mezquita situada en la iglesia de los Dolores o Aljízar. No parece haber dudas, en cambio, sobre la existencia de una mezquita aljama en el mismo Ambroz si seguimos a El Edrisí, quien comenta que Dalías era uno de los mimbares o lugares de púlpito. Así, se conoce que tras la rebelión morisca del año 1500 se empiezan a consagrar mezquitas para su uso como templo cristiano, decretándose la erección de parroquias en las Alpujarras. En el caso de Santa María de Ambroz, de Dalías, nace en 1501 probablemente sobre la antigua mezquita mayor consagrada un año antes. Lirola Martín (Quinientos años de la parroquia de Santa María de Ambrox, 2002) nos da un dato que nos permite pensar que la original mezquita y primera parroquia se levantaba sobre un solar distinto que el actual. Indica que tras el terremoto de 1804, en el que se desploma la iglesia se comienza a construir en 1817 una nueva en otro lugar. De un documento fechado en 1856, en el que un visitador informa al Gobierno de las necesidades de terminar la nueva iglesia se comenta que “he pasado a la Villa de Dalías, y practicado el reconocimiento de las dos Iglesias nueva y vieja… que esta no es susceptible de manera alguna de composición o repaso por hallarse sus muros, que son absolutamente de tierra, cuarteados, desplomados y fuera de línea…”. Este autor señala que la mezquita y posterior parroquia se emplazaría en la Plaza de la Alameda o de las Flores, apenas a unos 45 m al sudeste de la actual. Esta se idea se refuerza si observamos el actual callejero y notamos que una de las calles que desemboca en esta plaza se llama Calle de la Iglesia.



Por último, y en relación a los monumentos y edificios que estarían en pleno funcionamiento en el período nazarita, tendríamos el conjunto de la torre y probable mezquita de Aljízar, cuyo análisis e historiografía señalamos en su apartado correspondiente.


La II mitad del siglo XV, de la que la historiografía es relativamente abundante, nos permite conocer el devenir del reino en la provincia de Almería y la inestabilidad en la que se verá envuelta la taha de Dilaya. Al empuje cristiano se unía la división interna. Así, por un lado, los Abencerrajes apoyaron a Muley Hacen frente a los zegríes, que apoyaban a su hermano el Zagal. De Santiago, en la obra citada, señala que tras el tratado de Alcaçobas, en 1479, se pacifica Castilla, iniciándose la conquista del sudeste tras la toma de Alhama en 1482, momento que los Abencerrajes aprovechan para colocar en el trono a Boabdil. En un contexto de guerra civil entre Boabdil y el Zagal van cayendo Álora, Vera, Tabernas, Baza, Guadix o Almería, esta última tras pacto de al Zagal con el representante de los RRCC Gutierre de Cárdenas. La entrega se daría a fines de 1489, momento en el que con toda probabilidad Dilaya-Dalías se encontraría ya, de facto, bajo señorío castellano. La capital se entrega mediante capitulación, permitiendo a los pobladores continuar con ciertos privilegios. El Zagal recibe en señorío las tahas de Andarax, Alacrín y Lanjarón que mantuvo hasta 1490. Tapia (1965) indica que las tahas alpujarreñas, como Berja o Dalías se acogerían a estas capitulaciones, de modo que deberían entregarse en los 60 días siguientes a la entrega de Almería. Entre las cláusulas que se otorgan, se permite la libertad religiosa, ventaja que perdura hasta la erección de las parroquias en 1501. Otras cláusulas, que denotan la ligereza de las condiciones establecidas por los cristianos, son las siguientes: - los almerienses podrían permanecer en sus posesiones – justicia propia – los impuestos no se alterarían – libertad religiosa, de lengua, costumbres… La consecuencia de todo ello es que no sería necesario establecer un sistema de repartimiento o repoblación del territorio puesto que las cláusulas iniciales eran, en principio, tolerantes. Lirola Martín (2002) subraya que la población de la taha de Dalías en el momento de la conquista sería de 600 vecinos (o 3000 habitantes). Esta aparente situación de tolerancia entre musulmanes (que en este momento pasan a denominarse mudéjares) se desvirtúa con el apoyo mostrado por mudéjares de Guadix o Almería a Boabdil, que pasan a hostigar a las tropas reales que asedian Granada. La consecuencia de esto sería que los mudéjares estarían obligados a abandonar las villas y ciudades fortificadas, pudiendo emigrar a Granada, África o a las alquerías no fortificadas, como bien pudo ser el caso de la taha de Dalías. Esta situación es la causante del primer repartimiento del espacio almeriense, coordinados por el repartidor Diego de Vargas en 1491 y de la permanencia de las alquerías de Dalías durante fines del XV y la primera mitad del XVI como poblaciones islámicas, puesto que las alquerías dalienses no se encontraban fortificadas. Las condiciones establecidas para el repartimiento de los espacios de los que emigran los mudéjares para Almería y su comarca serán las siguientes (así los relata Martínez Sampedro, El proceso repoblador en Almería y su comarca, 1990): 1. Los nuevos vecinos serán 500. 2. Se dividen en escuderos, labradores, artilleros, oficiales, mercaderes y hombres de la mar. 3. Debían estar casados o hacerlo en tres meses. 4. Se les entrega tierras, huertas, molinos, olivos… 5. Las suertes no repartidas podían arrendarse a los moros. 6. Los vecinos tendrán armas. Martínez Sampedro señala que se dará una nueva etapa en la sociedad almeriense, conviviendo cristianos viejos con cristianos nuevos o moriscos, a lo que habría que añadir los mudéjares que podían permanecer en las alquerías. En nuestro caso, teóricamente Dalías no debió verse demasiado afectada por estas nuevas condiciones de repoblación, en tanto, como hemos señalado supra, las alquerías no estaban fortificadas y debieron mantener a la población de origen nazarí. No obstante, tras la entrega de Granada, el rey Boabdil recibe en señorío la mayor parte de las tahas alpujarreñas. Tapia comenta que a la marcha de Boabdil la taha de Dalías pasará a ser una villa de realengo. No obstante, esta nueva situación duraría apenas 8 ó 9 años. Los moriscos veían violados los pactos y sus costumbres. Muchos se bautizaron aunque continuarían practicando el islamismo. La nueva rebelión del año 1500 obligaría a emigrar a los mudéjares o a bautizarse.

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