Tras la batalla
de las Navas de Tolosa en 1212, se abre la conquista cristiana del valle del
Guadalquivir, lo que acelerará el fin del período almohade en Al Andalus. En
Almería, se forman las III taifas tras la toma del territorio de Ibn Hud desde
Murcia, que domina el territorio hasta 1238. Poco antes, se va gestando el
germen de lo que será el reino de Granada nazarita tras proclamarse sultán en
Arjona un miembro de los Banu Nasr, Muhammad. Tras extender sus dominios hacia
Guadix, Baza o Granada, donde colocará su capital, toma Almería entre 1238 y
1246. El nuevo reino en el que se integraría Almería y sus Alpujarras se
convierte en un reino vasallo del castellano obligado a pagar parias, hecho
que, sin duda, facilitaría su permanencia. Santiago Simón (Arquitectura de Al Andalus, VV.AA, 2002) indica que junto a este
factor hubo otras razones que explican la supervivencia del emirato, tales como
el apoyo de Muhammad I al rey castellano durante la conquista del valle del
Guadalquivir y la especial orografía abrupta que separaba las campiñas
sevillanas o cordobesas del reino nazarita.
La división administrativa durante el siglo XIII heredaba la conformación territorial plenomedieval, en la que el iqlim o distrito se mantenía como circunscripción. En el caso de Dilaya-Dalías, podría haberse mantenido dentro del iqlim centralizado en Berja hasta la reforma administrativa del siglo XIV. Entre los pobladores del nuevo reino se integrarían numerosos refugiados procedentes de las antigua kura de Sevilla o Córdoba que fueron compelidos a abandonar las campiñas sobre todo tras la revuelta mudéjar de 1264. Con esta situación un nuevo frente se abrió en la zona del estrecho que repercute directamente en la estrategia política del reino de Granada. La llamada Guerra del Estrecho, en la que los benimerines intervienen ocupando parte del campo de Gibraltar y hostigando los campos jerezanos y sevillanos, obliga a fortalecer tanto la frontera con Castilla como las costas nazaritas. En 1309, justo cuando Jaime II asedia Almería, se produce la alianza con los benimerines. En este contexto, al que hay que añadir los continuos asedios de piratas turcos a las costas almerienses, debieron construirse la mayor parte de torres costeras que jalonan la costa de Almería así como la reconstrucción de algunos de los castillos o fortalezas del interior. En el entorno de nuestra área de estudio la fortaleza de Berja-Villavieja se reforma, como ejemplo más cercano. Cara (1998) indica que se construyen y reforman grandes castillos en la frontera occidental y norte del reino, justamente la más sometida a los conflictos con la banda morisca. Estas nuevas fortalezas estarían vinculadas a torres vigías cilíndricas o troncocónicas. Al interior se optaría por la construcción de torres de alquería como último reducto defensivo de la población (arquerías fortificadas o burg, como la torre fortificada de la Alquería, en Adra), calahorras o rábitas (Cerro Aljandar o la Garita en Dalías, Rambla de las Cruces en Adra). En relación a las zonas costeras, en el área del campo de Dalías, entre Adra y Aguadulce se observan varias torres cuyo modo constructivo delata su contemporaneidad. Se trata de torres troncocónicas con un primer cuerpo generalmente macizo y una cámara abovedada en el cuerpo principal sobre el que se ubicaría una plataforma de señales. Estas torres vigías mantenían contacto visual entre ellas y tenían como función principal la de alertar de la presencia de embarcaciones enemigas o sospechosas a las poblaciones del interior. Desde Guainos a Aguadulce tendríamos las siguientes torres costeras cuya cronología debe oscilar entre los siglos XIII-XIV y cuya distancia lineal oscila entre los 10-15 kms: Guainos, Torre Alhamilla, Punta Entinas y Torre Cerrillos. En síntesis, todas estas fortificaciones se ajustan a las nuevas condiciones que la poliorcética militar impone durante la Baja Edad Media. Así, la aparición de la artillería provoca que las antiguas cercas de tapial sean cubiertas con mampostería con las esquinas de cantería. Malpica Cuello (Los castillos en época nazarí, una primera aproximación, 1998), comenta que continúan usándose elementos de tradición almohade como serían las puertas en recodos, torres albarranas, torres puertas y barbacanas.
La división administrativa durante el siglo XIII heredaba la conformación territorial plenomedieval, en la que el iqlim o distrito se mantenía como circunscripción. En el caso de Dilaya-Dalías, podría haberse mantenido dentro del iqlim centralizado en Berja hasta la reforma administrativa del siglo XIV. Entre los pobladores del nuevo reino se integrarían numerosos refugiados procedentes de las antigua kura de Sevilla o Córdoba que fueron compelidos a abandonar las campiñas sobre todo tras la revuelta mudéjar de 1264. Con esta situación un nuevo frente se abrió en la zona del estrecho que repercute directamente en la estrategia política del reino de Granada. La llamada Guerra del Estrecho, en la que los benimerines intervienen ocupando parte del campo de Gibraltar y hostigando los campos jerezanos y sevillanos, obliga a fortalecer tanto la frontera con Castilla como las costas nazaritas. En 1309, justo cuando Jaime II asedia Almería, se produce la alianza con los benimerines. En este contexto, al que hay que añadir los continuos asedios de piratas turcos a las costas almerienses, debieron construirse la mayor parte de torres costeras que jalonan la costa de Almería así como la reconstrucción de algunos de los castillos o fortalezas del interior. En el entorno de nuestra área de estudio la fortaleza de Berja-Villavieja se reforma, como ejemplo más cercano. Cara (1998) indica que se construyen y reforman grandes castillos en la frontera occidental y norte del reino, justamente la más sometida a los conflictos con la banda morisca. Estas nuevas fortalezas estarían vinculadas a torres vigías cilíndricas o troncocónicas. Al interior se optaría por la construcción de torres de alquería como último reducto defensivo de la población (arquerías fortificadas o burg, como la torre fortificada de la Alquería, en Adra), calahorras o rábitas (Cerro Aljandar o la Garita en Dalías, Rambla de las Cruces en Adra). En relación a las zonas costeras, en el área del campo de Dalías, entre Adra y Aguadulce se observan varias torres cuyo modo constructivo delata su contemporaneidad. Se trata de torres troncocónicas con un primer cuerpo generalmente macizo y una cámara abovedada en el cuerpo principal sobre el que se ubicaría una plataforma de señales. Estas torres vigías mantenían contacto visual entre ellas y tenían como función principal la de alertar de la presencia de embarcaciones enemigas o sospechosas a las poblaciones del interior. Desde Guainos a Aguadulce tendríamos las siguientes torres costeras cuya cronología debe oscilar entre los siglos XIII-XIV y cuya distancia lineal oscila entre los 10-15 kms: Guainos, Torre Alhamilla, Punta Entinas y Torre Cerrillos. En síntesis, todas estas fortificaciones se ajustan a las nuevas condiciones que la poliorcética militar impone durante la Baja Edad Media. Así, la aparición de la artillería provoca que las antiguas cercas de tapial sean cubiertas con mampostería con las esquinas de cantería. Malpica Cuello (Los castillos en época nazarí, una primera aproximación, 1998), comenta que continúan usándose elementos de tradición almohade como serían las puertas en recodos, torres albarranas, torres puertas y barbacanas.
Cressier (2002) indica que tras la finalización de la guerra del
Estrecho con la derrota de los benimerines, el reino de Granada se aisla y se
produce una marroquización del Estado. Igualmente aumenta la densidad de la
población con la llegada de inmigrantes procedentes de los reinos de Sevilla o
Murcia, fundamentalmente. Según el historiador musulmán del siglo XIV Al Umari,
Almería era un refugio de piratas dedicados a la venta y captura de esclavos
que a su vez mantenía relaciones comerciales con el Reino de Aragón. A mediados
del siglo XIV Yusuf I y Muhammad V logran pacificar el reino pactando con los
castellanos. No obstante, este último rey apoyaría a Pedro I en las luchas
dinásticas que protagoniza con su hermano. En este período se produce, señala
De Santiago Simón (2002), un auge económico y cultural que permite
reestructurar y fortalecer la administración nazarí, así como un nuevo impulso
constructivo en las fortalezas. Posiblemente fuera en este contexto, a mediados
del siglo XIV, cuando se adopta la división de la Alpujarra en tahas, que en
muchos casos supuso la integración de los distritos menores en uno solo o taha.
Cressier, en varios de sus artículos, insiste en que uno de los rasgos definidores
sería la pérdida de importancia del castillo como entidad político-militar. El
mismo Cressier (1984) señala que la conquista cristiana no destruye este
sistema y que en muchos de los casos las antiguas tahas se convierten en señoríos.
La mayoría de estas tahas continuarán la plenomedieval división en yuz´s,
conociéndose en la zona alpujarreña los siguientes: Orgiva, Poqueira, Ferreira,
Juviles, Ugíjar, Chel, Suhayl, Berja, Dalías, Andarax, Lúchar, Marchena y
Alboloduy.
Por tanto, y si
seguimos el plano de Cressier, la taha de Dalías, germen del término municipal
hasta la reciente segregación de El Ejido, sería un territorio con un amplio
balcón costero que lindaría al oeste con Berja, al este con Almexixar (que
contendría a las actuales Roquetas o Vïcar), al noroeste con Andaras y al norte
con al-Yuyar. Indica el mismo autor que Ibn al-Jatib describe en el siglo XIV a
una serie de risueñas aglomeraciones en Dilaya-Dalías que producen una seda de
gran calidad y que se dedicarían en gran parte a la ganadería ovina y caprina
(hecho este último que se mantiene en algunos ganaderos-pastores). Continúa Ibn
al-Jatib diciendo que Dalías formaría parte del décimo séptimo clima del reino
de Granada, justo el que forma parte de la al-Busarra (Alpujarra) que sufrirían
las incursiones piráticas en la costa y en el camino de acceso a los pueblos. En este momento central de la Baja Edad Media
nazarita debieron coincidir las siete alquerías nombradas supra: Aljízar, en el
cerro donde se situaría el castillo o hisn, Celín, a la orilla derecha de la
rambla del Almacete y a tiro de ballesta de Aljízar (a unos 300 m al oeste),
Ambroz o Amrus, a unos 1400 m al sur de Aljízar y en la orilla derecha del
rambla, Almacete, a unos 1200 m al sur de Aljízar y en la orilla izquierda de
la rambla, Obda a unos 2000 m al sur de Aljízar y en la misma orilla de la
rambla, el Marge, en la rambla sur del cerro de Aljandar y Almohara, en la vega
del mismo nombre y a unos 500 m al oeste de Ambroz. En la actualidad, como
veremos después, la mayoría de estas alquerías están integradas en la misma
Dalías como barrio o como anejo pudiéndose intuir su primitivo urbanismo tanto
con la fotografía aérea como con la prospección de sus calles.
+
En esta
situación, de cambio administrativo nazarita y con el peligro insistente que
supone la inminente presencia de la costa y las actividades piráticas
norteafricanas, aragonesas y, sobre todo, turcas se desarrolla un movimiento
que tiene su origen en los fundamentalismos que introducen los almohades: el
ribat. De Epalza (La espiritualidad
militarista del Islam medieval, 1993) indica que este concepto se da en un
marco geográfico de frontera, como sustituto del Chihad, siendo realizado por
grupos religiosos en zonas estratégicas, como podría ser la entrada a las
aldeas de Dilaya. Estos grupos serían gente piadosa que no dudarían en morir
para obtener el paraíso que, sintetizando, pregonarían un movimiento de espiritualidad
islámica, espiritualidad de plegaria y de generosidad económica. En el caso de
de Dalías estos religiosos serían zegríes. Quien practica el ribat sería el
murabit o morabito y el lugar donde se practicaba era al al-munastir, dividido
en células denominadas rábitas. Cara (La
Alpujarra de los Banu Hassan, 2008) las data entre los siglos XII y XIII e
indica que en ellas vivieron santones dedicados a la meditación y a la defensa
de la fe, donde peregrinaban los fieles buscando consejo y bendición y que
servían, a su vez, como atalayas. En Dalías contamos al menos con dos
monumentos que la historiografía ha definido claramente como rábitas: la Garita
y el cerro Aljandar. No obstante, no se
debiera descartar la presencia de otras como bien pudieran ser la torre y
albácar del Cerroncillo, la torre del Cerro Moriscas o la misma torre de
Aljízar. Los Libros de Habices, que hacen referencia a los bienes
pertenecientes a las instituciones religiosas musulmanas, señalan 31 rábitas en
los aledaños de las alquerías de el-Hizan y de el-Aujar. Asimismo, Ibn
al-Jatib, afirmaba en el siglo XIV que “el camino de Dalías era una senda de
cuidados y martirios y sólo la frecuentaban varones de gran abnegación y
desprecio del mundo”, lo que nos indicaría que el número de rábitas sería
bastante importante en el entorno de Dalías. El mismo autor señala que los “inconvenientes de este pueblo consisten en
los muchos daños que le ocasionan con sus frecuentes desembarcos las naves
enemigas, siendo por ello un lugar de lanzadas y ataques imprevistos”. En
relación a los dos edificios de los que no parece haber dudas sobre su
categoría de rábitas podemos decir lo siguiente:
-
Rábita del Cerro de Aljanda o Jondaq. Se ubica al noroeste de Dalías-Ambroz, a
unos 1200 m lineales y a unos 600 m al oeste de Celín, sobre una loma de unos
560 m snm. Sobre la misma y rodeada por varias eras se ubica un edificio de
planta rectangular (6,70x3,35 m) que conserva parte de los alzados, construidos
con tapial de un grosor de 54 cms y tongadas de 81-85 cms de altura. El costado
sudeste presenta un hueco en la parte central que se podría interpretar como
entrada y restos de dos arranques que podrían corresponder a un nicho. Sánchez
Medano (Arquitectura musulmana en la
provincia de Almería, 1998) indica que esta construcción podría ser un
almacén de grano vinculado a las eras aledañas y que la abertura mencionada se
trataría de una puerta adintelada por donde entraría el grano. Cara (2008)
indica que esta abertura, al este, marca el lugar del mihrab.
- Rábita de
Dalías o la Garita. Emplazada sobre una loma inmediatamente aneja al Ambroz
medieval, a una distancia lineal de unos 300 m al nordeste y a unos 514 m snm,
controlando la orilla derecha de la rambla, junto al cerro Moriscas, que
controla la orilla izquierda. El edificio es de planta trapezoidal de
dimensiones 3,90x7,15-6,45 m y se construye con tapial de 56 cms de grosor y
tongadas de 81-84 cms de altura. Cressier (1984) sugiere que la cubierta podría
haber tenido una bóveda (a modo de qubba). Igualmente presenta dos aberturas en
sus costados norte y sur, que pudieron servir tanto como entrada como mihrab.
La rábita de Dalías aparece mencionada por la historiografía de Edad medieval y
moderna. Por ejemplo, Ibn al-Abbar, en el siglo XII menciona que el que fuera
qadí de Sevilla y Granada, Abd al-Mumin, sería enterrado en este sitio. Esta
idea potencia la idea de que la rábita se construye sobre una edificación
previa, almohade, de la que aún se observa la base de dos muros alineados de
modo distinto a la que se observa hoy.
La rábita de Dalías, en la Edad Media también aparece mencionada como
Hizalquedim o del Castillo Viejo, dato este que pudiera ser erróneo en tanto el
castillo viejo hará mención probablemente al hisn que se encontraba en Aljízar.
También aparece mencionada en la historiografía moderna como rábita o torre del
Garabito, nombre que nos inclinamos a atribuir más correctamente a la torre de
Aljízar, como veremos más tarde.
- En relación a
otros posibles monumentos que pudieron funcionar como rábita, la posible rábita
de Aljízar pudiera tratarse del edificio objeto de esta intervención (y que se
analizará en el apartado correspondiente). Los otros dos monumentos serían la
torre del Cerroncillo, situado sobre un cerro de 408 m snm a la entrada de la
vega de Dalías, del que se conservan muy pocos testimonios visibles y que
podría tener un origen alto o plenomedieval. En el caso del Cerro Moriscas, a
la orilla izquierda de la rambla del Almacete y a unos 1500 m al este de
Ambroz, su construcción de tapial presenta un zócalo de mampostería. Este
factor, tipológicamente podría indicar su naturaleza nazarita. Estas dos
últimas entidades serían dos ejemplos de posibles ribats apartados de la
población.
En
otro orden de cosas, aunque también vinculado a la religiosidad islámica, como
los ribats, podemos hacer referencia a otros edificios que funcionan o se
levantan durante el dominio nazarita. Uno de los ejemplos son los conocidos
como Baños de la Reina, ubicados en la ladera oeste del cerro de Aljízar y junto a la orilla izquierda de la rambla del
Almacete. Estos Baños, que debieron estar vinculados, al menos, con la alquería
de Celín y el Hizan, se separa del Cerrillo de Celín unos 150 m, de la
parroquia de Celín (que probablemente sería el solar de una mezquita) unos 300
m y de la torre y posible mezquita de Aljízar tan solo unos 130 m. El
monumento, datado durante las excavaciones realizadas en 1987 por García López
en el siglo XIII se monta sobre estructuras anteriores y no aparece mencionado
durante el apeo realizado en el siglo XVI con motivo del repartimiento de la
zona. Consiste en un edificio rectangular con tres salas orientadas de norte a
sur cubiertas por bóveda de cañón, donde se disponen tragaluces. Construido con
un zócalo de mampostería sobre el que se levantan muros de tapial los baños
contienen las distintas salas que definen a este tipo de instalaciones:
vestíbulo, sala fría, templada y caliente. La alimentación de los mismos parece
claro que vendría de la misma acequia procedente de las Fuentes de Celín que
seguiría siendo usado durante la Edad Moderna y la actualidad. Similares
construcciones las encontramos en Benejí (Berja) o Alhama. En cuanto a su uso,
existe numerosa bibliografía que insiste en que las cuestiones higiénicas no
serían las únicas. Como los molinos de Edad Moderna, estos baños eran sedes de
las relaciones sociales, de reuniones y de intercambios. No obstante, el hecho
de que el musulmán acuda a la oración para purificar el alma tras haber pasado
por la purificación o limpieza del cuerpo en este tipo de baños debe ser el
principal factor que da sentido a su construcción. En síntesis, podemos pensar
que durante la Baja Edad Media nazarita, los habitantes de las alquerías de
Celín y Aljízar pasarían por estos baños los viernes antes de acudir a la
mezquita de Celín, que en grado hipotético se ha localizado en la actual
parroquia de San Miguel o a la probable mezquita situada en la iglesia de los Dolores
o Aljízar. No parece haber dudas, en cambio, sobre la existencia de una
mezquita aljama en el mismo Ambroz si seguimos a El Edrisí, quien comenta que
Dalías era uno de los mimbares o lugares de púlpito. Así, se conoce que tras la
rebelión morisca del año 1500 se empiezan a consagrar mezquitas para su uso
como templo cristiano, decretándose la erección de parroquias en las
Alpujarras. En el caso de Santa María de Ambroz, de Dalías, nace en 1501
probablemente sobre la antigua mezquita mayor consagrada un año antes. Lirola
Martín (Quinientos años de la parroquia
de Santa María de Ambrox, 2002) nos da un dato que nos permite pensar que
la original mezquita y primera parroquia se levantaba sobre un solar distinto
que el actual. Indica que tras el terremoto de 1804, en el que se desploma la
iglesia se comienza a construir en 1817 una nueva en otro lugar. De un
documento fechado en 1856, en el que un visitador informa al Gobierno de las
necesidades de terminar la nueva iglesia se comenta que “he pasado a la Villa
de Dalías, y practicado el reconocimiento de las dos Iglesias nueva y vieja…
que esta no es susceptible de manera alguna de composición o repaso por
hallarse sus muros, que son absolutamente de tierra, cuarteados, desplomados y
fuera de línea…”. Este autor señala que la mezquita y posterior parroquia se
emplazaría en la Plaza de la Alameda o de las Flores, apenas a unos 45 m al
sudeste de la actual. Esta se idea se refuerza si observamos el actual
callejero y notamos que una de las calles que desemboca en esta plaza se llama
Calle de la Iglesia.
Por último, y en
relación a los monumentos y edificios que estarían en pleno funcionamiento en
el período nazarita, tendríamos el conjunto de la torre y probable mezquita de
Aljízar, cuyo análisis e historiografía señalamos en su apartado
correspondiente.
La II mitad del
siglo XV, de la que la historiografía es relativamente abundante, nos permite
conocer el devenir del reino en la provincia de Almería y la inestabilidad en
la que se verá envuelta la taha de Dilaya. Al empuje cristiano se unía la
división interna. Así, por un lado, los Abencerrajes apoyaron a Muley Hacen
frente a los zegríes, que apoyaban a su hermano el Zagal. De Santiago, en la
obra citada, señala que tras el tratado de Alcaçobas, en 1479, se pacifica
Castilla, iniciándose la conquista del sudeste tras la toma de Alhama en 1482,
momento que los Abencerrajes aprovechan para colocar en el trono a Boabdil. En
un contexto de guerra civil entre Boabdil y el Zagal van cayendo Álora, Vera,
Tabernas, Baza, Guadix o Almería, esta última tras pacto de al Zagal con el
representante de los RRCC Gutierre de Cárdenas. La entrega se daría a fines de
1489, momento en el que con toda probabilidad Dilaya-Dalías se encontraría ya,
de facto, bajo señorío castellano. La capital se entrega mediante capitulación,
permitiendo a los pobladores continuar con ciertos privilegios. El Zagal recibe
en señorío las tahas de Andarax, Alacrín y Lanjarón que mantuvo hasta 1490.
Tapia (1965) indica que las tahas alpujarreñas, como Berja o Dalías se
acogerían a estas capitulaciones, de modo que deberían entregarse en los 60
días siguientes a la entrega de Almería. Entre las cláusulas que se otorgan, se
permite la libertad religiosa, ventaja que perdura hasta la erección de las
parroquias en 1501. Otras cláusulas, que denotan la ligereza de las condiciones
establecidas por los cristianos, son las siguientes: - los almerienses podrían
permanecer en sus posesiones – justicia propia – los impuestos no se alterarían
– libertad religiosa, de lengua, costumbres… La consecuencia de todo ello es
que no sería necesario establecer un sistema de repartimiento o repoblación del
territorio puesto que las cláusulas iniciales eran, en principio, tolerantes. Lirola
Martín (2002) subraya que la población de la taha de Dalías en el momento de la
conquista sería de 600 vecinos (o 3000 habitantes). Esta aparente situación de
tolerancia entre musulmanes (que en este momento pasan a denominarse mudéjares)
se desvirtúa con el apoyo mostrado por mudéjares de Guadix o Almería a Boabdil,
que pasan a hostigar a las tropas reales que asedian Granada. La consecuencia
de esto sería que los mudéjares estarían obligados a abandonar las villas y
ciudades fortificadas, pudiendo emigrar a Granada, África o a las alquerías no
fortificadas, como bien pudo ser el caso de la taha de Dalías. Esta situación
es la causante del primer repartimiento del espacio almeriense, coordinados por
el repartidor Diego de Vargas en 1491 y de la permanencia de las alquerías de
Dalías durante fines del XV y la primera mitad del XVI como poblaciones
islámicas, puesto que las alquerías dalienses no se encontraban fortificadas.
Las condiciones establecidas para el repartimiento de los espacios de los que
emigran los mudéjares para Almería y su comarca serán las siguientes (así los
relata Martínez Sampedro, El proceso repoblador
en Almería y su comarca, 1990): 1. Los nuevos vecinos serán 500. 2. Se
dividen en escuderos, labradores, artilleros, oficiales, mercaderes y hombres
de la mar. 3. Debían estar casados o hacerlo en tres meses. 4. Se les entrega
tierras, huertas, molinos, olivos… 5. Las suertes no repartidas podían
arrendarse a los moros. 6. Los vecinos tendrán armas. Martínez Sampedro señala
que se dará una nueva etapa en la sociedad almeriense, conviviendo cristianos
viejos con cristianos nuevos o moriscos, a lo que habría que añadir los
mudéjares que podían permanecer en las alquerías. En nuestro caso, teóricamente
Dalías no debió verse demasiado afectada por estas nuevas condiciones de
repoblación, en tanto, como hemos señalado supra, las alquerías no estaban
fortificadas y debieron mantener a la población de origen nazarí. No obstante,
tras la entrega de Granada, el rey Boabdil recibe en señorío la mayor parte de
las tahas alpujarreñas. Tapia comenta que a la marcha de Boabdil la taha de
Dalías pasará a ser una villa de realengo. No obstante, esta nueva situación
duraría apenas 8 ó 9 años. Los moriscos veían violados los pactos y sus
costumbres. Muchos se bautizaron aunque continuarían practicando el islamismo.
La nueva rebelión del año 1500 obligaría a emigrar a los mudéjares o a bautizarse.
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