La primera
referencia al aprovechamiento del agua en Dalías y su Campo dataría de época
romana, momento en el que Murgis (hoy en el Ejido) se abastece de agua desde el
Nacimiento de Celín a través de una canalización que vendría a coincidir con la
medieval acequia del Campo.
Este nacimiento se nutre de las aguas llevadas por un minado desde el Cerro Borondo y del Barranco de la Canaleja. La provisión de agua en las Alpujarras ha sido un tema de alta importancia para las comunidades históricas que han ocupado esta zona en tanto el nivel de lluvias es escaso (por debajo de 450 mm anuales) y presenta un carácter tormentoso que impide el almacenaje de las aguas de forma natural. Estas caen con gran velocidad por las ramblas y barrancos perdiéndose en el Campo de Dalías antes de llegar al mar. Esta situación propició que los dalienses afincados en la actual Dalías y sus barrios perpetraran un sistema de captación y almacenaje de aguas sofisticado, construyéndose una gran red de acequias que movían numerosos molinos y regaban los campos de regadíos. Rodríguez López y Cara (1989) señalan los sistemas de captación de las aguas existentes en las zonas alpujarreñas y en el río Grande de Almería. Entre las estructuras subterranéas de transporte de las corrientes destacan la presencia de minas excavadas en el terreno, galerías, qanats que aprovechan las pendientes y cimbras bajo las ramblas. Las aguas superficiales serían controladas por boqueras o represas efímeras efectuadas en las ramblas y presas o azudes. En Dalías se pueden reconocer, al menos, minados, galerías, presas y azudes:
Este nacimiento se nutre de las aguas llevadas por un minado desde el Cerro Borondo y del Barranco de la Canaleja. La provisión de agua en las Alpujarras ha sido un tema de alta importancia para las comunidades históricas que han ocupado esta zona en tanto el nivel de lluvias es escaso (por debajo de 450 mm anuales) y presenta un carácter tormentoso que impide el almacenaje de las aguas de forma natural. Estas caen con gran velocidad por las ramblas y barrancos perdiéndose en el Campo de Dalías antes de llegar al mar. Esta situación propició que los dalienses afincados en la actual Dalías y sus barrios perpetraran un sistema de captación y almacenaje de aguas sofisticado, construyéndose una gran red de acequias que movían numerosos molinos y regaban los campos de regadíos. Rodríguez López y Cara (1989) señalan los sistemas de captación de las aguas existentes en las zonas alpujarreñas y en el río Grande de Almería. Entre las estructuras subterranéas de transporte de las corrientes destacan la presencia de minas excavadas en el terreno, galerías, qanats que aprovechan las pendientes y cimbras bajo las ramblas. Las aguas superficiales serían controladas por boqueras o represas efímeras efectuadas en las ramblas y presas o azudes. En Dalías se pueden reconocer, al menos, minados, galerías, presas y azudes:
1) La existencia
de presas y azudes en el entorno de Dalías ha sido escasa o casi anecdótica.
Rodríguez y Cara (1989) indican que el carácter torrencial de las corrientes
fluviales provocadas por la alta pendiente descendente hasta el mar y la
pluviosidad concentrada en pocos días es la causa de la poca idoneidad de
construir pantanos y azudes. Estos estarían sujetos a grandes avenidas que los
dañarían o arruinarían. La presa más antigua, y casi la única, de Dalías es la
conocida como Pantano de la Reina. La presa se sitúa a unos 150 m al este del
Cerrillo de Celín y a unos 110 m rambla
debajo de los Baños de la Reina. El área de almacenamiento de agua ocuparía
unos 3000 m², abasteciéndose
del manantial del Nacimiento. Cressier (1984) la define como una estructura de
argamasa (hormigón de cal) de unos 15 m de altura hasta el fondo de la rambla
con un fuerte talud aguas abajo que actuaría como tajamar. Se trataría de un
embalse de almacenamiento, idea que Cressier refuerza con la falta de acequias
río abajo que permita la conducción o redirección del caudal. En la actualidad,
la presa se encuentra arruinada al haber perdido su parte inferior y las
compuertas. Su funcionamiento consistiría en permitir el paso controlado de las
aguas para el riego de la vega y el Campo de Dalías. En relación a su
cronología, Cressier indica que en época islámica los embalses son de
derivación, por lo que se inclina más por una construcción cristiana, quizás de
los siglos XV-XVI. No obstante, el hecho de que no aparezca mencionada ni en el
Libro de Apeo de los años 70 del siglo XVI ni el Catastro de Ensenada de 1752
podría acotar su período de funcionamiento. Existe un dato que, a modo de
hipótesis, podría indicarnos su procedencia. Se trata del Libro de Apeo de
Almería, en el que se establece las condiciones a cumplir por los nuevos
pobladores de las Alpujarras tras la guerra morisca y fechado en 1573. En ellas
figura que “los nuevos vecinos se
comprometerán a labrar y cultivar la tierra, así como a construir presas e los
ríos, encauzar las aguas para el riego y guardar estrictamente las ordenanzas
que sobre el riego haya en el lugar”. Por tanto, si atendemos a estas
condiciones generales podríamos pensar que la nueva población de Dalías del
último tercio del siglo XVI o principios del XVII podría abordar esta obra de
envergadura. Por último, y en relación a la destrucción parcial de la presa,
podemos comentar lo siguiente:
- La idea de que
no aparezca descrita ni dibujada en el Catastro de Ensenada podría suponer que
hacia 1752 ya no estaría en funcionamiento, quizás por la destrucción parcial
de la misma causada por alguna avenida.
- Aunque
posteriores, son conocidas dos grandes riadas e inundaciones: 5/11/1783 y
30/8/1843.
Una segunda presa conocida se describe en el Diario Progreso Agrícola y pecuario de 22 de noviembre de 1925. En el miso se recoge el proyecto de mejora de riegos de Dalías fechado a 4 de agosto en el que figura la idea de construir una presa que ataje aguas del arroyo y derivarlas a los cauces del Sindicato de Riegos. La misma se situaría 90 m arriba de la desembocadura de la rambla de la Canaleja con el arroyo de Celín, esto es, justo en el Nacimiento de Celín. Así aparece reflejada en un plano de 1934 (Fuente: ICAC) donde se observa un sistema de represas similar a las estructuras que existen hoy.
Por último,
otras fuentes sitúan un azud en el margen norte de la meseta de Aljízar, cuyo
funcionamiento debió permitir el desvío de aguas a los molinos situados en la
parte de la rambla que circunda la meseta por el norte y noroeste.
2) Minados y
galerías. Al Nacimiento de Celín llegaban las aguas desde la Sierra de Gádor,
justamente desde el Cerro Borondo, por un minado que terminaba en una galería
conocida como el Arca. El Arca es el origen de las aguas de parte de las
acequias que riegan el Campo de Dalías. Su estado actual debe derivar de las
obras realizadas durante los siglos XIX y XX, aunque probablemente ya fuera
usado desde el siglo XVI, como muy tarde. Una galería más moderna, que sirve
como uno de los manantiales actuales, es la Fuente Nueva, ubicada al este de la
población y construida en 1881.
3) Las acequias o conducciones que reparten el agua del Nacimiento por
toda la vega y el Campo de Dalías aún permanecen en gran parte en
funcionamiento. La red de acequias tiene su origen en época medieval islámica,
momento en el que la irrigación del campo toma cuerpo. Rodríguez López y Cara
(1989) indican que en la obra de Pirenne y Carbonero se datan las terrazas
irrigadas en época yemenita, mientras que Barceló las sitúa en el momento de
inmigración beréber. De cualquier forma, no parece muy desencaminado pensar en
que las terrazas y bancales tendrían un origen, al menos, plenomedieval. Junto
a los libros Habices, contamos con el Libro de Apeo de Dalías como principal
fuente al respecto. En este último se señalan a nuevos pobladores en el Hizan
que reciben casas, huertos y marjales en los que se encontrarían aljibes y
albercas. Anteriormente, hacia 1530, el libro de Habices refiere el reparto de
las dulas o turnos de riego entre algunos beneficiados moriscos (77 en total)
como Francisco Santid, Juan el Dabni o García el Tabpeni. Asimismo, los
repartidos al norte de la meseta de Aljízar cuentan con tierras que lindan con
una acequia que desde el Nacimiento se dirige hacia Celín. Por tanto, la idea
de que estas irrigaciones estarían en funcionamiento en época nazarita y en su
continuación morisca durante el siglo XVI parece claramente contrastada. Estas
primeras acequias están alimentadas por las aguas del arroyo de Celín o
Almacete y por las aguas derivadas a la galería del Arca. La rambla del
Almacete, nutrida en su nacimiento por los barrancos de Fuente Alta y de
Canaleja, recibe en su curso otras aportaciones de ramblas y barrancos como el
de Almohara, Tranquillos, Seborro, El Rincón, Temprano o la ramblilla de Celín,
muriendo en el entorno del Cerrón y el Cerroncillo, en la zona conocida como el
Boquerón Grande o Barranco del Bujo. En el siglo XVI, con la repoblación
cristiana se mencionan en el LAR las siguientes acequias: principal, Aljandar,
Almecete, Almobara, Ambroz, del Campo, del Hizán a Celín, de los Molinos y
principal de Ambroz (que será mencionada posteriormente como Ramal del Pueblo).
Estas acequias permitirían el riego de 159 has cultivadas con algodón, arroz,
mora, sandías, naranjas o uvas, principalmente. Si leemos las respuestas
generales del Catastro de Ensenada, observamos que estas acequias alimentan
tierras de regadío, principalmente viñas, y secano. Otros cultivos de mediados
del siglo XVIII serían las moreras, olivos, frutales, trigo, vino, seda… En el
mismo catastro se dibujan las tres principales acequias que vertebraban la red
en aquellos momentos: Olba y Campo (que no era otra que la antigua canalización
romana que surtía de agua a Murgis, a la que los moriscos llamaron Cana
Azeytun), Celín o Nacimiento de las Fuentes y Almobara. En el artículo
Patrimonio Histórico del Agua de Dalías, de Lirola Martín, se menciona la
problemática que provocaba la puesta en cultivo de nuevos cultivos, al margen
de las 140 suertes repartidas en 1574. La situación es que los dalienses
tuvieron que ir regularizando la situación con la irrigación de nuevas zonas
(al que llamaron el Aumentado). En 1878 se formó la Comunidad de regantes y el
Sindicato de Riegos de Dalías que en la actualidad, con una longitud de 80 kms
de acequias permiten el riego de 606 has. La relación de acequias actuales no
varía demasiado de las que contemplamos en los planos realizados para el
proyecto de mejora de los regadíos de Dalías, de 1934, y custodiados en el
Instituto de Cartografía de Andalucía.
Una mención
especial merece la industria molinera en Dalías, para lo que es de consulta
obligada la obra de Cara Barrionuevo (Los molinos hidráulicos tradicionales de
la Alpujarra, 1999). Sin lugar a dudas, durante toda la época islámica
existieron molinos en las alquerías aunque aún no se puede constatar con
seguridad si estos funcionaban con el sistema usado en Edad Moderna. Este
consistía en el aprovechamiento de las corrientes desviadas por las acequias a
un cubo o cao. El agua cae por aquí a plomo hasta un rodezno que permite mover
el mecanismo de una piedra de molino. Esta tritura el grano sobre la base de
otra rueda (la solera), de donde se extrae la harina. Este sistema es conocido
en toda Andalucía en Edad Moderna. Para ello se usaban azudes que derivaban
aguas hasta el molino o incluso presas de almacenamiento. En el libro de
Habices se mencionan algunos que debieron estar en funcionamiento en época
nazarita: Abulyuça (posteriormente conocido como el de Perdiz), el de Lauja y
el de Mahzen (o del Estado) situado en la acequia que bordea la meseta de
Aljízar y que aún mantiene parte de sus estructuras en la falda noroeste. En el
libro de Apeo, en 1575 se mencionan hasta 22 molinos, la mayoría destruidos por
la guerra morisca. En la acequia principal de los Molinos, continuación de la
de Aljízar se mencionan el molino del Maymón y el del Garabito, en el paraje
del Algarrobal. En la acequia de Celín los de Perdiz y uno sin nombre
(probablemente el de Aljízar o Mahzen). En 1608 se mencionan tres molinos y 7 almazaras
en funcionamiento. Con el Catastro de Ensenada la suma se sitúa en 19 molinos y
3 almazaras, regados por la red de acequias de Almohara y Olba y Campo, en un
momento en que esta industria gozaría de su mayor auge. No será hasta la II
mitad del siglo XIX cuando el impulso de la maquinaria industrial los relegue,
prácticamente perdiéndose en la I mitad del siglo XX.
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