Edad Media, reocupación y nacimiento de Utrera (Fases V y
VI)
La estratigrafía
turdetana finaliza en torno al siglo III a.C, como se ha mencionado supra,
siendo continuado por una serie de estructuras situadas al interior del patio
de armas que pertenecen a una fase precedente a la edificación del polígono
actual de la fortaleza medieval y que denominamos Fase V. A una cota variable entre -0,30 y -0,60 m bajo la rasante
se detectaron estructuras y depósitos que se pueden fechar en el tránsito entre
la Plena Edad Media almohade y la Baja Edad Media cristiana, en un momento
anterior a la toma de las fuerzas granadinas de Utrera en 1368. Las evidencias
que llaman nuestra atención se componen de una serie de estructuras construidas
con hormigón de cal o tapia acerada con gran proporción en carbonato cálcico.
En el microsondeo 4, al sur del conjunto, se detectó un muro (UEC 4009) construido con esta técnica
de unos 70 cms de ancho y 70 cms de profundidad con cota mínima de -0,66 m y
máxima de -1,36 m. Esta estructura, dispuesta de norte a sur y cortada por la
cimentación de la muralla sur del castillo debe formar un conjunto con otros
restos constructivos detectados en el microsondeo 5, al oeste del castillo. En
este corte, se exhumó una compartimentación construida con argamasa rica en cal
y mampostería a la que se asociaban dos camas de cal que alcanzaban una cota de
-1,1 m. La disposición de estas alineaciones murarias era paralela al muro
oeste y, por tanto, similar a la UEC
4009. Los materiales asociados eran ciertamente escasos y poco
clarificadores. Se trata de fragmentos de vajilla de mesa de tradición
almohade, con amplia perduración durante los siglos XIII y XIV, justo la fecha
en la que se supone que Utrera parece ser fundada (primer cuarto del siglo
XIV). Las características de las fábricas constructivas también parecen
continuar con la tradición de las obras almohades. Tabales (El tapial en el
área sevillana, 2008) señala como particularidad de los tapiales norteafricanos
la alta dosis de cal agregada en los tapiales, constituyendo auténticos
hormigones que unidos a la grava equivalen a hormigones de tipo ciclópeo, como
es nuestro caso. Otro dato que contribuye a pensar en que la Fase V podría
datarse en torno a este período intermedio entre la Plena y la Baja Edad Media
es la presencia de un estrato deposicional al este de estas estructuras y
detectadas en el microsondeo 4. Se trata de un relleno que contiene cerámica
mezclada de época turdetana y vajilla de tradición almohade pintada junto a
algún fragmento de ataifor. Así mismo, en la culminación del baluarte
protohistórico se recogieron algunos fragmentos de vajilla de este tipo, en un
contexto con evidentes huellas de combustión. En resumen, de estos datos se
puede concluir lo siguiente: