Se emplaza al este de la fortaleza presentándose volada hacia el interior
y sobre una cota de uso en el Medievo de en torno a + 2 m respecto al inminente
patio de armas. Esta situación significaría que en el momento en el que la
fortaleza toma su aspecto actual la torre del Homenaje añadiría a sus amplios
muros una preeminencia respecto a las murallas que casi la circundaban. La torre del Homenaje debe ser el elemento más antiguo del recinto, cuya fecha
de construcción debe oscilar entre los años 1320-1330, en un momento difícil
para la frontera con Granada. En estos momentos se deben estar edificando
también otros castillos o torres de la campiña cercana (Águila, Lopera,
Molares,…) conformando en 1344 una de las Tenencias a las que el Concejo de
Sevilla otorgaba alcaide. Tras los sucesos de 1368, con la toma de Muhammad V
de Utrera, se realizarían trabajos de envergadura que cerrarían el actual
recinto, adosándose a la Torre los muros este y nordeste.
Del reconocimiento visual de la torre y de la comparación con otras
estructuras de similar cronología y función en la campiña se puede extraer lo
siguiente:
1. Dimensiones. La planta es de 11,90x11,35 m con las aristas orientadas de modo norte-sur y este-oeste y se alza hasta una altura de 19 m. Su planta y altura recuerdan a las de Lopera, Las Aguzaderas o el Águila. El grosor de los muros es de unos 2,40 m en los flancos este, norte y sur y de 3 m en el oeste, al situarse en este lado la escalera de acceso a la planta superior.
2. El zócalo presenta dos fábricas distintas. La situada en la parte inferior, montada sobre la zapata de la torre, se trata de una obra perimetral construido con sillares de al menos 1 m de altura con algunas hiladas de ladrillos y que sobresale del alzado de la torre unos 5 cms. En las fotografías históricas de principios del siglo XX se observa que esta obra se construye sobre una posible zapata de hormigón de cal. En la actualidad se oculta en parte por la subida de cota del entorno y por una fina capa de mortero que lo recubre. Sobre esto se construye un zócalo superior con sillares mejor careados y de mayor tamaño, de tipo isódomo. Presenta cuatro hiladas de sillares en los lados este, oeste y sur y seis hiladas en el norte, alcanzando una altura de unos 3 m respecto al nivel de uso actual. El aparejo se une con argamasa de cal y aún se puede intuir la presencia de algunas marcas de cantero en algunos sillares bajo el fino enlucido de mortero que se ha aplicado durante la última restauración en 2010. Las imágenes históricas muestran un enorme hueco practicado en el flanco oeste que sería reparado con una obra mixta en la que se observan hiladas de ladrillos.
1. Dimensiones. La planta es de 11,90x11,35 m con las aristas orientadas de modo norte-sur y este-oeste y se alza hasta una altura de 19 m. Su planta y altura recuerdan a las de Lopera, Las Aguzaderas o el Águila. El grosor de los muros es de unos 2,40 m en los flancos este, norte y sur y de 3 m en el oeste, al situarse en este lado la escalera de acceso a la planta superior.
2. El zócalo presenta dos fábricas distintas. La situada en la parte inferior, montada sobre la zapata de la torre, se trata de una obra perimetral construido con sillares de al menos 1 m de altura con algunas hiladas de ladrillos y que sobresale del alzado de la torre unos 5 cms. En las fotografías históricas de principios del siglo XX se observa que esta obra se construye sobre una posible zapata de hormigón de cal. En la actualidad se oculta en parte por la subida de cota del entorno y por una fina capa de mortero que lo recubre. Sobre esto se construye un zócalo superior con sillares mejor careados y de mayor tamaño, de tipo isódomo. Presenta cuatro hiladas de sillares en los lados este, oeste y sur y seis hiladas en el norte, alcanzando una altura de unos 3 m respecto al nivel de uso actual. El aparejo se une con argamasa de cal y aún se puede intuir la presencia de algunas marcas de cantero en algunos sillares bajo el fino enlucido de mortero que se ha aplicado durante la última restauración en 2010. Las imágenes históricas muestran un enorme hueco practicado en el flanco oeste que sería reparado con una obra mixta en la que se observan hiladas de ladrillos.
3. La entrada a la torre se hace desde el norte. Forma un pasadizo de unos 2,40 metros construido de forma adintelada en la que las dos piedras superiores de las mochetas funcionan como un modillón den forma de bocel. Actualmente el vano se abre 2,30 metros de altura y 1,20 metros de anchura, aunque imágenes de principios de siglo demuestran que se encuentra en parte colmatado. Collantes de Terán (Los Castillos del Reino de Sevilla, 1953) señala que parecía haber sido ensanchada cortando los batientes a ras de las jambas en casi toda su altura. Esta hipótesis parece confirmarse si observamos uno de los sillares inferiores que funcionan como jamba y que se encuentra alineado con la zona de máxima estrechez de la puerta. La fotografía histórica también insinúa esta idea. Entradas con similar aspecto las hallamos en Lopera, el Águila y Las Aguzaderas.
4. Alzado. Sobre el zócalo, y enlazado con una hilada de ladrillos
dispuestos a soga y tizón, se usó un aparejo distinto formado por un tapial de
módulo bajo encadenado en sillarejos isódomos. El encadenado entra ligeramente
en el tapial (contrapeado) dando consistencia y forma a la torre. Piechotta
(2004) señala que en la torre de Utrera
se debió producir un cambio en la técnica de ensamblar las maderas del
encofrado que deja en el límite del cajón impresa la huella de clavos de punta
redondeada. En cada flanco se abre una ventana al nivel del primer piso en el
que se ubicaron ladroneras. La única saetera se abre en el lienzo sur, a 20 cms
del nivel de uso. En este mismo muro se abre una pequeña ventana con arco de
medio punto que debe obedecer a alguna restauración posterior a su construcción
y que ya aparece en las fotografías de principio de siglo XX. El coronamiento
de la torre se encuentra en la actualidad bastante alterado por lo que es
difícil reconocer elementos originales. No obstante, aún sobresalen canecillos
en las esquinas que permiten sospechar la presencia de ladroneras. Las
distintas reparaciones se han hecho fundamentalmente con ladrillos, siendo
estos muy perceptibles en el costado oeste. De obra similar (tapiales
encadenados en sillarejo) tenemos la cercana torre de la Alcantarilla, cuya
construcción se inicia hacia 1313 (fecha similar a la que planteamos para la
torre del Homenaje de Utrera).
En el resto de casos de la campiña utrerana tenemos fábricas en muchos
casos distintas. Se suele emplear la piedra en forma de sillarejo y mampuestos
en lugar del tapial y no aparece siempre un zócalo de sillares:
- Lopera: sobre un zócalo de mampuestos alineados horizontalmente se
levanta una fábrica de sillares y sillarejos isódomos que revisten la obra
interior de ripios y mortero de cal (similar al emplecton).
- Águila: sobre zócalo de sillares se monta la fábrica de sillarejo
alineado horizontalmente con encadenado de sillares que reviste un encofrado de
tapial y piedras del que se perciben las agujas.
- Bollo: fábrica de mampuestos alineados horizontalmente y de forma
paralela con bloques de diversa altura que se encadenan con sillares.
- Castillo de las Aguzaderas: zócalo de sillería sobre el que se alzan
sillarejos alineados horizontalmente encadenados con sillares. El alzado
funciona como pie de aguja por lo que presumimos que esta obra reviste
exteriormente una fábrica de tapia.
- La Alcantarilla: zócalo de sillares con tapial encadenado con
sillarejo.
-
Troya: fábrica de sillarejos que se encadenan con sillares.
5. La torre, como defensa última ante posibles asedios, presentaba varias
estructuras que obedecen a la defensa de la misma:
- Ladroneras. La existencia de este tipo de dispositivo de tiro a
la vertical fue descrita por Collantes en 1953. El estado que presenta en la
actualidad no parece haber cambiado sustancialmente. Así, en los cuatro lados,
a 1,70 m de la primera planta se abren cuatro vanos a mitad del muro con una
altura variable entre 1,20 y 1,60 m. Los de los lados norte, sur y este tienen
forma rectangular, con dintel sostenido por modillones en forma de cuarto
bocel, lo que le da un aspecto muy similar a la entrada. El vano al sur, con
2,80 m de altura, se levanta unos 20 cms del suelo y presenta un arco
ligeramente apuntado enmarcado en un alfiz. Collantes considera que
precisamente este vano se corresponde con la obra original, estando fechados el
resto en torno a las restauraciones de los siglos XV y XVI. Las cuatro ventanas
darían paso a las ladroneras de las que apenas se conservan los canecillos
(tres en cada vano) con perfil de doble cuarto bocel. Aún se adivinan parte de
las garitas de estas ladroneras así como las interfacies de las mismas. La
situada en el ángulo sur presenta la interfacie de un tejadillo que la recubría
que ya se puede observar en fotografías de fines del siglo XIX (un tejadillo
igual se observaba en la portada del recinto reconstruido en torno a 1915).
- Escaraguaitas o ladroneras.
Se observan en las aristas, casi a la altura del coronamiento, tres canecillos
que Collantes interpretó como ménsulas donde irían colocadas escaraguaitas
(garitas). Valor Piechotta (2004) considera que estas ménsulas serían el
asiento de ladroneras. En la esquina suroeste no se observan estas ménsulas,
ofreciendo un aspecto reformado con ladrillos.
- Saeteras y troneras. Se observa una tronera en la clave de la bóveda inferior con ocho lóbulos que comunica con la planta baja. En el primer piso, en la unión de la escalera con este, se encuentra la única saetera, abocinada hacia dentro, formando una cámara de tiro orientada hacia el sur.
- Saeteras y troneras. Se observa una tronera en la clave de la bóveda inferior con ocho lóbulos que comunica con la planta baja. En el primer piso, en la unión de la escalera con este, se encuentra la única saetera, abocinada hacia dentro, formando una cámara de tiro orientada hacia el sur.
6. La presencia de marcas de cantero está en parte enmascarada por
el fino mortero de cal que se ha aplicado a la torre. No obstante, aparte de
algunas posibles incisiones en los sillares que podrían justificarse por los
trabajos de sujeción y colocación, se pueden reseñar dos gliptogramas muy
claros:
- Sobre la puerta de la torre, en un sillar en forma de clave situado en
el zócalo de sillería del ángulo norte, se encuentra la más clara. Se trata de
la figura de un compás abierto.
- En el costado este se hayan otras dos marcas a la altura de la hilada
superior del zócalo; en ambos casos se sitúan en los sillares situados en
tercer lugar tanto si se empieza por el norte como por el sur. El situado más al
sur presenta serias dudas. Apenas se intuye una posible “a” mayúscula muy
enmascarada que podría tener su origen, no obstante, en el degradado de la
piedra. La marca que se ubica en el tercer sillar superior del lado norte del
zócalo es bastante más clara, aunque su interpretación es meramente
especulativa. Se aprecian varios trazos que podrían representar dos alicates y
una posible escuadra. Otras interpretaciones, caso de la que observa a un
operario trabajando en una posible grúa o aparato rotatorio (incluso asistido
por un équido) son, si acaso, bastante discutidas.
La explicación que se da a esta expresión de gliptografía no es
concluyente aún. Algunos manuales la vinculan a los procesos de extracción de
la piedra en cantera, a trabajos de estereotomía (modo en
que se deben trabajar las rocas extraídas de la cantera para su colocación en
la obra), a indicaciones de ubicación, a indicaciones de viajeros, a una prueba
de la autoría de algunas cuadrillas de canteros o incluso a la masonería. En
nuestro caso, los dos casos más claros parecen relacionarse claramente con el
instrumental o con los trabajos de construcción del edificio. En otras torres
cercanas, como el Águila, son abundantes los signos relacionados con el
cristianismo (crismones, omegas, cruces, esvásticas…). Este último tipo de
marcas se vincula en otros contextos (caso de las rábitas islámicas que son
consagradas para el culto cristiano en época mudéjar) a un acto de purificación
del edificio.
7. Valor Piechotta (2004) hace una descripción genérica de las cámaras
interiores de los castillos sevillanos de la Baja Edad Media. Señala que
suelen presentar dos cámaras superpuestas, una a la altura del suelo y otra al
adarve con cubiertas de bóveda vaída que apoya en un resalte del muro y sobre
pechinas. Este aspecto coincide en la segunda planta en la que se observa una
bóveda váida sostenida por arcos apilastrados a los muros. En el caso de la
planta baja, en cambio, usando la definición que hace Collantes (1953), tenemos
una bóveda de casquetes sobre trompas formadas por semibóvedas de arista sobre
las que corre una sencilla nacela que sirve de imposta a la bóveda, con un
tronera polilobulada en la clave. Desde la primera planta, continúa Collantes,
se accede al piso superior desde una escalera situada a la derecha de la
entrada (aspecto en el que coinciden todas las torres de la comarca) que se
desarrolla en el espesor del muro oeste. Este autor la describe como un
pasadizo cubierto por dos tramos escalonados, cada uno de ellos formado por
tres bóvedas de arista de ladrillo, y un tercer tramo al que otorga una
reconstrucción de fines del XV o principios del XVI, con cubierta adintelada de
piedra sostenida por cornisas con perfil de cuarto bocel. Bajo la escalera, en
la cámara inferior, se encuentra una gran arcada apuntada sobre la que sostiene
(elemento que también observamos en Lopera o el Águila).
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