miércoles, 9 de abril de 2014

LA EDAD MEDIA HISPANOMUSULMANA EN LA COMARCA DE UTRERA

Antonio Jesús Hormigo Aguilar, Pedro Pérez Quesada


Evolución política y división territorial

A partir de 711 se producen las primeras oleadas árabes y beréberes. Posteriormente, en 743 se asientan en el sur de Al-Andalus tropas sirias organizadas en yunds, emplazándose en Ixbilia-Sevilla el yund de Emesa. Se conoce que recibirían las 2/3 partes de las tierras sobre las propiedades de los hispanogodos. Por otra parte, el hecho de que ningún cristiano pudiera tener siervos musulmanes incitaría a que los grandes terratenientes se convirtieran al Islam, lo que multiplicó las conversiones. De este modo, parte de la población hispanogoda se convertiría al Islam (muladíes), otra parte continuó con las tradiciones y cultos cristianos (mozárabes) y un sector emigraría al norte, a los incipientes reinos cristianos.
Se implantaron dos nuevos tipos de asentamientos: los husun o asentamientos en altura del sudeste y los qa´la o asentamientos islámicos en el valle del Guadalquivir. Las alquerías se hallarían ligadas comarcalmente a un hisn. Este término ha abarcado diversos significados, evolucionando desde los husun-refugio o fortalezas comunitarias de los siglos VIII-IX. Con la llegada de los Omeyas, se implanta el emirato, que dividiría el territorio en kuwar (plural de kora) y que continuaría en algunos casos la división romano-visigoda del Conventus. A su vez, se divide en distritos o aqalim (plural de iqlim). La únidad básica de explotación sería la al-qarya. A partir del IX-X se encuentran los Ummahat al-husun, que se rebelan contra el estado Omeya y que tendrán su sede en Bobastro. Se trataba de población hispanovisigoda que encabezados por Umar ibn Hafsun fueron apoyados por parte importante de la población andalusí. Al final de esta fitna o división se marcará el tipo de poblamiento rural que perdurará hasta la conquista cristiana. Surgirán las comunidades castrales. La unidad básica será el distrito, centralizado por un hisn y estructurado en una red de alquerías que a veces pueden estar fortificadas (burg). Con la caída Omeya y el intermedio taifa llegan a la península en dos oleadas distintas ejércitos almorávides y almohades, imperios norteafricanos que mantenían una actitud religiosa más conservadora. Los almohades dividieron Al-Andalus en reinos (mamalik), entre los que se contaba el reino de Sevilla (Mamlakat Ixbilia). La complejidad socio-política del mundo hispano-musulmán se refleja en un modelo de organización del territorio basado en la fortificación en torno a torres refugio como centro de organización del poder local y autónomo. El encastillamiento de la población se complementa con un sistema de ciudades más o menos abiertas, herencia del período imperial, estableciéndose relaciones diversas entre ambos ámbitos: en unas ocasiones ciudad y fortificación coinciden o aparecen unidas (alcazaba), en otras se encuentran espacialmente próximas o alejadas (atalayas).

Valencia Rodríguez señala que el distrito extremo de la cora de Sevilla era el de Al-Fahs. En el extremo sur la línea divisoria del iqlim era compartida con la cora de Sidonia y por el norte se encontraría el iqlim de Al-Sahl. El límite por el oeste sería el curso principal del Guadalquivir hasta donde comienzan las islas y por el este llegaría hasta los límites de la de Morón. Valencia señala que Al-Fahs tiene el significado de “todo lugar habitado, fuera llano o montañoso, a condición de que estuviera cultivado”. Este distrito de Al-Fahs parece tener su centro en Facialcazar (Cerro del Casar), solar de la antigua Salpensa. No obstante, Bosch-Vilá identifica el distrito de Al-Fahs con la Vega, cuyo centro está en Alcalá de Guadaira, y que sería colindante con el distrito de Al-Sahl, localizado por el mismo autor en las marismas. Gálvez lo sitúa en la zona del Alcor y la Vega de Carmona. En cambio, Fernando Amores sitúa el distrito de Al-Sahl en torno al hisn de Qalat Yabir (Alcalá de Guadaira), justo al norte de Al-Fahs. Por lo general, todos los autores coinciden en que Facialcazar se situaría en el Cerro del Casar, capital del iqlim de Al-Fahs. Este distrito comprendería gran parte de la actual comarca de Utrera, incluyendo a Alhocaz, Alcantarilla, la actual Utrera, Siarum, Zarracatín,... La importancia de Facialcazar como cabecera de la zona supondría que la Salpensa visigoda nunca perdería su importancia, que fue continuada por los pobladores hispano-musulmanes. A partir de la prospección para la Carta Arqueológica de Utrera se comprobó una densidad de poblamiento mayor en el entorno de las tres antiguas ciudades romanas, conformando una línea de comunicación transversal, que tendría su continuidad hacia el sur en Alhocaz, hacia Medina Sidonia, Arcos... Alhocaz debió ser un hisn o núcleo fortificado de mediana importancia, relacionado con el paso del arrecife, que se fortificaría en época almohade con el castillo del que aún hoy se observan sus ruinas. Idrisí – en su descripción del arrecife – menciona los puntos por donde discurría el camino que, desde Algeciras tenía como destino Sevilla, primero por tierras gaditanas y luego introduciéndose en la provincia por el término de Utrera, cerca de Alhocaz (lugar que se menciona como oppidum). Del mismo modo, la línea comunicativa que enlazaría Hispalis con Jerez debió cobrar nuevamente importancia. Así, en el entorno del puente de la Alcantarilla se han podido constatar algunos lugares de cierta entidad. Se trata de Matasiete, Motilla Alta, Suerte Lozana y Cabeza de Campo. En Idrisí se mencionan dos topónimos situados junto al viejo arrecife (Via Augusta) que se encontrarían una vez rebasado Torres Alhocaz. Se tratan de Al-mayaden y Dair-Algemale, que pudieran coincidir con algunos de estos sitios.

Evidencias materiales en la campiña


Durante la prospección para la Carta Arqueológica de Utrera se detectaron escasos sitios arqueológicos que se puedan adscribir con seguridad a un momento emiral. Aunque se conoce que durante los siglos VIII-X debió haber un descenso demográfico, la causa principal debe explicarse en la dificultad de identificar las cerámicas y elementos constructivos datados en esta fecha. Como señala Fernando Amores, el ajuar cerámico es heredero del tardorromano y se caracteriza por encontrarse poco trabajado – a torno lento -, fruto de producciones totalmente localistas. El carácter común de estas evidencias arqueológicas los hace atribuible a distintas épocas. Por otra parte, es muy probable que las alquerías y husun empleasen elementos reutilizados de construcciones romanas. No obstante, el poblamiento debió continuar en el entorno del Cerro del Casar, de la antigua Siarum y en Ugia. En cambio, la mayor facilidad para reconocer materiales arqueológicos plenomedievales ha permitido registrar una importante densidad de sitios arqueológicos. La distribución de este poblamiento sigue las pautas del período bajoimperial romano en cuanto a su distribución espacial, destacando el eje de conexión entre las antiguas ciudades romanas. No obstante, durante este período la concentración en alquerías se complementa con la existencia de pequeñas explotaciones agropecuarias, diferenciándose así del modelo de concentración del poblamiento que observamos durante el período bajoimperial romano. Se reconocen algunas alquerías plenomedievales que podrían haber estado fortificadas (burg). Se tratan de Gómez Cardeña VIII y Valcargado VI, en el cerro del Cincho.


Todo este sistema de poblamiento quedaría desmantelado a partir de la conquista cristiana, sobre todo desde la revuelta mudéjar de 1264, en el que la práctica totalidad de la población tuvo que emigrar a tierras granadinas o norteafricanas.


En el solar que hoy ocupa la población de Utrera no existen noticias arqueológicas de este momento, salvo la posible relación de los enterramientos en las calles Losas y Cristóbal Colón con este momento.  Según se desprende de lo que decían los moriscos viejos de Utrera en tiempos de Rodrigo Caro (que es tradición entre ellos que Utrera fue pueblo de moros, y que le llamaban Hatrera. Simbolizan con este nombre muchos como Motrera, Atrera, Butrero, que son castillos y dehesas de cerca de aquí), podemos entender con  Morales (1981, Vol. I), que hacia el momento de la conquista de Sevilla, en 1248, Utrera pudo ser un pobre lugarejo árabe, abierto, sin fortaleza, sin torres y sin murallas, sobre todo si nos atenemos al silencio de las fuentes. Un dato que pudiera apoyar esta última teoría es el hallazgo durante la excavación realizada en el Castillo de Utrera  en 2011 de materiales almohades en la plaza de armas.




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